Ser profesor de Primaria en un hospital infantil: "Es un baño de realidad"

  • Noelia, Eva y Susana son profesoras en el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid

  • Se trata de un trabajo que muchos no conocen pero que puede cambiar la vida de muchos niños

  • El objetivo es evitar el abandono escolar entre los niños que están hospitalizados

Eva, Noelia y Susana son profesoras, pero no imparten sus clases en colegios. Lo hacen en hospitales. El objetivo es conseguir que nadie abandone los estudios pese al paréntesis que sufren en sus vidas a raíz de sus problemas de salud. “Entré por casualidad en la bolsa de interinos y no sabía que de qué iban las aulas hospitalarias”, explica Noelia Domínguez.

En el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús tiene 17 aulas dedicadas a que los más pequeños puedan seguir aprendiendo. Así, 12 profesores de Primaria y Secundaria entran en este centro hospitalario sin saber cuántos alumnos tendrán. “Es un baño de realidad”, confiesa Susana Castro, profesora de secundaria.

Trabajos diarios y personalizados para los niños hospitalizados

Estas profesoras cogen una bata, gel y una mascarilla para comenzar sus clases. Ellas, al igual que otras personas que entran en este puesto voluntario, entraron a través de la bolsa de interinos. Pero este trabajo no es para todo el mundo. “O te engancha o lo rechazas. No es fácil”, señala Miguel Pérez, director del colegio.

“Les decimos que existe el colegio porque muchos no lo saben”, asegura Noelia Domínguez. Para los niños, es un paréntesis en su enfermedad y la oportunidad de aprender a través de juegos y trabajos personalizados sin que estar ingresado sea un obstáculo para su educación.

61 profesores enseñan a 8.000 niños al año en Madrid

La enseñanza en los hospitales no siempre se realiza en las salas que tiene el hospital. En ocasiones, se realizan a pie de cama un día después de que los niños se sometan a alguna operación. Aún así, ellos son felices de aprender. “Es una vía de escape para no pensar en la enfermedad y que ayuda a que el proceso de recuperación sea completa”, afirma Miguel Pérez.

Cada niño tiene sus 10 u 11 asignaturas en las que el profesor tiene que ponerle una nota, al igual que en los centros educativos. La meta es que puedan ampliar sus conocimientos desde una habitación. “Sacan las mismas notas que en clase”, declara Susana Castro. Y es que como dice esta profesora, la lección de vida que se llevan de esta profesión es saber que les pueden ayudar en lo académico y en lo psicológico.