El Supremo se reafirma en el delito de rebelión de Puigdemont y critica a la justicia alemana

Los jueces alemanes compararon la protesta de Fráncfort en 1983 por la ampliación del aeropuerto con lo sucedido en Cataluña; una comparación “carente de rigor”, en opinión de los tres magistrados que forman la sala de apelaciones del Supremo.

Los tres respaldan a Llarena y el procesamiento por rebelión. Una rebelión sin “muchedumbre de personas” para tomar el poder, porque sus líderes ya ocupaban el poder.

El tribunal alemán desestimó la rebelión porque no hubo una violencia suficiente para doblegar al Estado, pero el Supremo responde que no fue así: “hubo violencia” y sí se doblegó al Estado.

Los 6.000 policías enviados para parar el referéndum, dice el auto, se vieron “superados por dos millones de votantes”, y si se hubieran enviado más, el 1-O podría haber “acabado en masacre”.

Más allá, la sala igualmente se pregunta cuál hubiera sido la respuesta en Alemania si una de sus regiones hubiera intentado independizarse. Con ese razonamiento, probablemente los jueces “concederían la euroorden”. También, si sus colegas tuvieran más pruebas y hubieran trabajado con más tiempo.

Todo ello figura en un auto emitido para decir a Jordi Sànchez que no puede asistir al pleno, pero que termina con un mensaje a la justicia alemana, y a quien lo pueda recibir en el resto de Europa.