¿Cambiar de banco para conseguir una mejor hipoteca? Lo que están ofreciendo las entidades para 2026
Cambiar de banco puede parecer una molestia, pero puede ser una jugada financiera muy inteligente para mejorar condiciones y ahorrar miles de euros
Por qué puede ser una buena idea esperar a fin de año para solicitar una hipoteca
Firmar una hipoteca no significa casarse con el banco para siempre. De hecho, cada vez más familias están revisando sus hipotecas para ver si pueden conseguir algo mejor: un tipo de interés más bajo, menos comisiones o condiciones más flexibles. Esto antes era una operación engorrosa y estresante, ahora es una estrategia que cada vez es más habitual para conseguir ahorrar miles de euros en intereses y ganar algo de tranquilidad. Pero, ¿vale la pena cambiar de banco para conseguir una hipoteca más favorable?
Con los tipos de interés en niveles que muchos consideran muy bajos y con los bancos compitiendo por captar clientes hipotecarios, las condiciones que ofrecen las entidades, ya sea en fijas o variables, están más afiladas que nunca.
Si el Euríbor continúa estable entre el 2,15% y 2.25% para 2026, muchas entidades pueden permitirse ajustar sus márgenes para destacar, ofreciendo, incluso, absorber los costes de traslado o mejorar las condiciones de hipotecas firmadas en otros bancos. Por lo que, mudarse de banco puede resultar muy rentable.
Antes de hacerlo, hay que pensar que cambiar de banco no es algo trivial, puede haber costes por traspaso, riesgos de condiciones encubiertas, requisitos de vinculación y trampas en comisiones. En este artículo, compartiremos cuándo puede compensar cambiar de banco y qué hay que tener presente para hacerlo.
Cuál es el contexto hipotecario para 2026
Antes de pensar en cambiar de banco, hay que entender cuál es el contexto que rodea a las ofertas hipotecarias para 2026. Lo primero es conocer cuáles son las tendencias de tipos de interés y Euríbor.
Las previsiones estiman que rondará entre el 2,20% y 2,25% en 2026, tras una larga moderación respecto a años anteriores. Este es un escenario relativamente estable, el cual puede permitir a los bancos que ya han ajustado sus márgenes ofrecer bonus competitivos para atraer clientes. De hecho, ya hay señales de que las entidades están apostando por recortar diferenciales y asumir más riesgos para captar un mayor número de hipotecas. En España, los tipos fijos medios se están acercando a los más bajos de Europa.
Debido a esto, en 2026 es muy posible que se vean ofertas hipotecarias promocionales mucho más agresivas: reducciones temporales del tipo de interés, eliminar parcialmente las comisiones de apertura, bonificaciones por contratar seguros vinculados o planes de pensiones o hipotecas “jóvenes” con condiciones más ventajosas. Con este nuevo contexto, los bancos quieren robarse clientes entre sí, y lo están consiguiendo con descuentos, bonificaciones y una palabra que cada vez suena más: subrogación.
La subrogación es el proceso por el cual se traslada una hipoteca a otro banco manteniendo la deuda, pero mejorando las condiciones: bajando el tipo de interés, reduciendo comisiones o eliminando productos vinculados). Lo más interesante es que esto no implica firmar una hipoteca nueva, por lo que los costes legales y fiscales son menores que si se contratase un préstamo desde cero.
Hay bancos que ya en 2025 demostraron que están dispuestos a ajustar márgenes para ganar cuota de mercado. Entidades como BBVA, ING o EVO Bank ofrecen subrogaciones sin comisiones de apertura ni tasación, absorbiendo parte de los gastos del cambio. Para hacernos una idea: una subrogación media puede suponer un ahorro de entre 15.000 y 25.000 euros a lo largo de la vida del préstamo, dependiendo del importe y los años restantes.
Además, muchos hipotecados con variables se están pasando a las fijas, ya que ahora están pagando entre 250 o 300 euros más al mes por el cambio del Euríbor. Lo que supone una jugada muy inteligente el pasarse a una fija o mixta con condiciones más suaves.
¿Cuándo cambiar de banco puede compensar?
No es que cualquier cambio de banco vaya a ser beneficioso, pero sí que hay escenarios en los que sí que puede salir muy rentable. Estos casos son en los que más sentido tiene hacerlo:
El banco actual ofrece condiciones débiles o muy rígidas
Si el banco propone diferenciales elevados, comisiones altas, poca flexibilidad para la amortización anticipada o muchas vinculaciones como seguros, planes de pensiones o domiciliaciones caras, es una señal de que se está pagando más de lo que se debe.
En el caso de que otro banco ofrezca un tipo fijo más bajo con menos requisitos, por ejemplo, o una variable con un diferencial mejor, puede que el ahorro a lo largo de los 20 o 30 años que dura la hipoteca compense los costes del cambio.
Un producto nuevo más atractivo y margen para negociarlo
Si se ha visto que otras entidades tienen productos promocionales con tipos más competitivos, se puede aprovechar ese momento y será clave para un ahorro posterior. Una oferta “nueva” puede dar más poder de negociación, sobre todo cuando se tiene un buen perfil crediticio y capacidad de aportación.
Si se pueden asumir los costes de cambio
Cambiar de banco conlleva algunos costes: gastos de notaría, asesoría, tasación, posibles penalizaciones por cancelación anticipada o subrogación, comisiones de cambio. Si el ahorro que se tiene supera estos costes, el cambio puede merecer la pena.
También es importante que el banco receptor asuma los costes de subrogación, si es posible, o que permita una subrogación “sin costes” para hacer más viable la operación.
El perfil ha mejorado desde que se firmó la hipoteca
Si desde que se firmó la hipoteca el nivel de ingresos, estabilidad laboral o patrimonio ha mejorado, se puede entrar en mejores tramos. Los bancos valoran la solvencia: con un mejor perfil se puede optar por tasas más ventajosas que antes parecían inalcanzables.
Si la hipoteca es vieja y lleva alto diferencial
Si se firmó hace años con diferenciales altos y ahora en el mercado esos diferenciales han bajado, se puede ganar mucho cambiando a una oferta nueva con márgenes más bajos.
