El precio de la pasividad: cuál es el coste actual de dejar quieto tu dinero en el banco
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Guardar todos los ahorros en una cuenta corriente sin remunerar ha sido, tradicionalmente, sinónimo de prudencia. Pero en un contexto económico como el actual, marcado por una inflación persistente y tipos de interés moderadamente elevados, esa prudencia se ha convertido en una suerte de trampa invisible. Miles de ahorradores españoles están perdiendo poder adquisitivo sin casi darse cuenta, ni hacer absolutamente nada. Literalmente. Solo dejando su dinero quieto en el banco.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación acumulada en 2024 fue del 3,1% en España. Eso significa que, si al comenzar el año tenías 10.000€ en una cuenta sin remunerar, al terminar el año podías seguir viendo esa cifra en pantalla… pero su valor real era de 9.690€. En la práctica, habrías perdido 310€ de poder adquisitivo sin mover un dedo.
El espejismo de la seguridad
Muchos ciudadanos siguen confiando en dejar su dinero en cuentas corrientes porque "no lo necesitan ahora", "mejor tenerlo a mano" o "no me fío de los fondos". Pero el coste de esa decisión pasiva se ha disparado. El Banco de España cifra en apenas un 0,05% TAE la rentabilidad media de las cuentas a la vista en mayo de 2025. En otras palabras prácticamente nada.
El cálculo es demoledor. Si volvemos al supuesto anterior, y la inflación te quita un 3,1%, mientras que tu cuenta te devuelve un 0,05 %, el rendimiento real de tu dinero es negativo: pierdes un 3,05 %. Es decir, partiendo de 10.000€, estás regalando más de 300 euros al año por no hacer nada.
No se trata de casos aislados. Según el Barómetro de Ahorro 2025 elaborado por la asociación ASUFIN, un 62% de los españoles mantiene su ahorro en cuentas sin remunerar, y uno de cada tres no es consciente de la pérdida real que sufre su dinero por efecto de la inflación.
En su análisis, ASUFIN advierte del peligro del “ahorro inactivo”, esa tendencia a mantener saldos elevados en cuentas corrientes sin explorar otras opciones mínimamente rentables. Una costumbre cultural heredada de décadas de tipos bajos, que ya no tiene sentido económico.
Ejemplos prácticos: tres escenarios posibles
Tomemos como referencia una persona con 10.000 € disponibles al comenzar el año 2024:
Escenario 1: Cuenta corriente sin remunerar (0%)
- Saldo final: 10.000€ nominales.
- Valor real ajustado por inflación (3,1%): 9.690€
- Pérdida real: 310€
Escenario 2: Depósito a plazo fijo al 2,32% TAE
- Rentabilidad: 232€ brutos al cabo de 12 meses.
- Tras aplicar la retención del 19%: 188€ netos.
- Valor ajustado por inflación: 10.188 / (1,031) ≈ 9.882€ reales
- Pérdida real mitigada: -118€
Escenario 3: Fondo monetario con rentabilidad del 2,8% anual (datos mayo 2025)
- Rentabilidad: 280€ brutos.
- Retención 19%: 227€ netos.
- Valor ajustado por inflación: 10.227 € / (1,031) ≈ 9.920€ reales
- Pérdida amortiguada: -80€
Es decir, incluso en aquellas opciones más conservadoras, como podrían ser los depósitos o fondos monetarios, se reducen notablemente la pérdida frente a la cuenta corriente pasiva.
¿Por qué seguimos dejando el dinero “quieto”?
En su informe, ASUFIN identifica varias causas: desconocimiento financiero, miedo al riesgo, comodidad operativa o simple inercia. El problema es que la inflación no espera a que aprendas. Y mientras tanto, la banca no incentiva demasiado al cliente conservador: muchas entidades no ofrecen remuneración alguna en cuentas estándar, y los depósitos a plazo exigen cantidades mínimas o vinculaciones.
Pero los números son evidentes. Si el coste de no actuar es de 300€ al año por cada 10.000€, hablamos de una pérdida considerable para cualquier familia de clase media que tenga un pequeño colchón de ahorro.
La pasividad tiene precio, y es más alto de lo que parece
La inflación es silenciosa, pero implacable. Y la costumbre de dejar el dinero aparcado “por si acaso” en una cuenta corriente sin remunerar puede parecer conservadora, pero en 2025 se ha vuelto una estrategia claramente perdedora. Como recuerda el propio Banco de España, no hace falta asumir grandes riesgos para proteger el valor del ahorro: basta con buscar productos que igualen o se acerquen a la inflación, aunque sean modestos. Porque si no haces nada… alguien ya está haciendo algo con tu dinero: perderlo. Y ese “nada”, en 2025, ya te cuesta más de 300 euros al año por cada 10.000 ahorrados. ¿De verdad puedes permitirte seguir quieto?
