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¿Cuándo compensa hacer la compra en tiendas locales en lugar de grandes cadenas?

La diferencia entre las dos opciones va más allá del precio
La diferencia entre las dos opciones va más allá del precio. Freepik
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Cada vez más personas se cuestionan no sólo qué compran, sino también dónde. Se preguntan si realmente compensa hacer la compra en tiendas locales o si se paga un sobrecoste por apoyar al comercio de barrio. Se sabe que el precio no lo es todo, ya que la calidad de los productos, la atención personalizada, el impacto medioambiental o el apoyo a la economía local también influyen en la decisión.

Esta duda no es algo nuevo, pero desde la pandemia ha ganado más fuerza. Fue entonces cuando muchos ciudadanos redescubrieron el valor del comercio de proximidad, pero desde la vuelta a la normalidad y con una oferta más diversificada, surge una nueva pregunta: ¿cuándo merece la pena comprar en tiendas locales y cuándo en las grandes cadenas?

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¿Cuándo conviene una u otra opción?

La decisión entre comprar en tiendas locales o en grandes cadenas no tiene una única respuesta válida. Depende de diferentes factores: desde el tipo de productos que se buscan, hasta el presupuesto disponible, la ubicación geográfica o los valores personales del consumidor. No obstante, sí que se pueden establecer algunas pautas que ayuden a decidir cuándo conviene escoger una u otra opción.

Cuando se trata de productos frescos como frutas, verduras, carne o pescado, las tiendas locales, sobre todo los mercados de abastos o comercios especializados, suelen ofrecer una mejor calidad y productos de temporada. Además, muchos establecimientos trabajan con proveedores cercanos, lo que garantiza una mayor frescura del producto y un menor impacto ambiental.

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Si lo que se busca es hacer una compra más económica o masiva, como llenar el carrito con productos no perecederos, de limpieza o higiene, las grandes cadenas pueden resultar mucho más competitivas por tener precios más ajustados, ofertas por volumen y marcas blancas.

También hay que tener en cuenta de cuánto tiempo se dispone. Si se quiere hacer toda la compra de una vez, sin tener que ir de un lado a otro, un supermercado grande o un hipermercado ofrecen una mayor comodidad y ahorro de tiempo. Sin embargo, si se valora mucho más la experiencia de compra, la atención personalizada o, sencillamente, se quiere apoyar al comercio de barrio, puede merecer la pena planificarse de manera que se pueda comprar en diferentes establecimientos.

Algunos consumidores combinan ambas opciones dependiendo de la semana, por ejemplo: hacen una gran compra mensual en alguna de las grandes cadenas para poder llenar la despensa de básicos, y después compras semanales más pequeñas en tiendas locales para poder comprar los productos frescos. Esto permite poder equilibrar precio y calidad, sin renunciar a poder ayudar a los comercios locales pero sin que suponga un gasto excesivo al adquirir los básicos en los grandes supermercados.

Lo que se tiene que tener en cuenta es que si se prioriza por la calidad, el trato cercano, se quiere apoyar a la economía de proximidad o el impacto ambiental tiene mucha importancia, la mejor opción son las tiendas locales. Pero, cuando se necesita realizar una compra más rápida y eficaz, ahorrar en el carrito o disponer de una amplia selección de productos, se debe recurrir a los grandes supermercados.

Ventajas y desventajas de comprar en tiendas locales frente a grandes cadenas

Como hemos mencionado anteriormente, comprar en tiendas locales tiene ventajas como la calidad y frescura de los productos, sobre todo cuando se trata de productos perecederos, que suele ser superior, ya que muchos comercios trabajan con proveedores de proximidad o incluso locales. Además, por lo general, el trato es personalizado, y existe una cercanía que no se suele dar en las grandes superficies.

Si surge cualquier duda sobre un producto se puede resolver directamente con el vendedor, por lo que se genera una experiencia de compra mucho más cuidada y humana. Además, también supone un impacto positivo en la economía local, ya que, apoyar el comercio de barrio ayuda a mantener el empleo y tejido social en el entorno inmediato.

Sin embargo, también existen algunas desventajas. Por lo general, los precios suelen ser algo más elevados, ya que estos negocios no tienen los márgenes de compra por volumen que tienen las grandes superficies. Por otro lado, el horario también es más limitado y la variedad de productos, más reducida.

Por otro lado, las grandes cadenas ofrecen una experiencia de compra diferente: es más rápida, con precios más competitivos y con una amplia selección de productos. Es común encontrar promociones, marcas blancas y programas de fidelización que permiten ahorrar, algo muy valorado cuando se tiene un presupuesto más ajustado. Además, su presencia online y sus servicios de entrega a domicilio hacen aún más sencillo el acceso a los consumidores.

Pero, las grandes cadenas también tienen sus desventajas. A menudo, los productos frescos no tienen la misma calidad, el trato es más impersonal y la trazabilidad de los productos puede ser difusa. También hay que tener en cuenta que el crecimiento de las grandes cadenas ha hecho que, en muchos casos, pequeños negocios hayan tenido que cerrar, debilitando la economía local.