En verano, la mejor opción es entre los 24 °C y 26 °C
Qué productos y servicios suben más de precio en verano y cómo anticiparte para gastar menos
Ahora que estamos en pleno verano, y en muchas ocasiones apetece poner el aire acondicionado al máximo, hasta casi pasar frío, debemos ser conscientes de las temperaturas óptimas para el hogar. Y es que encontrar el punto de equilibrio térmico se convierte en una cuestión en el que importa tanto el bienestar como como el coste económico de nuestras acciones.
Al fin y al cabo, si nos equivocamos con la temperatura, ya sea excesivamente baja en invierno o excesivamente alta en verano, no solo afecta a nuestra comodidad, sino que también puede incrementar notablemente el consumo energético, elevando nuestra factura de la luz sin que nos demos ni cuenta.
Temperaturas en verano: confort sin excesos
Según expertos en eficiencia energética y los últimos datos sobre consumo doméstico, mantener el aire acondicionado entre los 24 °C y 26 °C representa el equilibrio óptimo entre confort y ahorro. Ajustarlo a 25,5 °C podría reducir el consumo un 3% por grado adicional. La OCU y estudios internacionales recomiendan mantenerlo en ese rango, complementando con ventiladores y modo ECO.
Fijar el aire acondicionado por debajo de los 24 °C puede provocar choques térmicos que generan sequedad nasal, irritación de garganta o contracciones musculares. Además, la normativa europea apoya rangos entre 24–27 °C, minimizando así el estrés en el equipamiento y favoreciendo la eficiencia energética.
Temperatura en invierno: confort eficiente y saludable
Históricamente, la recomendación de mantener la calefacción en 19 °C se remonta a la crisis energética de los años 70. No obstante, el actual panorama térmico y la calidad del aislamiento aconsejan ajustar la temperatura a 20–21 °C, quizá incluso ligeramente por debajo, pero nunca menos de 19 °C, para equilibrar confort y ahorro energético.
Durante la noche, con mantener en torno a los 15–17 °C sería suficiente, e incluso recomendable, para poder descansar a gusto sin disparar la factura energética. Cada grado más por encima de esos rangos puede aumentar hasta un 7 % el consumo energético. Los expertos recomiendan optar por termostatos programables inteligentes, que permiten gestionar las variaciones térmicas según los horarios de ocupación.
Cómo mantener la casa a la temperatura óptima
A la hora de elegir temperatura, debemos tener en mente una serie de recomendaciones que nos ayudarán a optimizar el esfuerzo de los aparatos de climatización. El primero de ellos no habla de la importancia de diferenciar entre zonas de la casa. Por ejemplo, en invierno los dormitorios pueden estar en 15–17 °C mientras que el salón se recomienda que permanezca en torno a 19–21 °C.
De igual forma, e independientemente de la época del año, se debe prestar atención al aislamiento y cierre térmico. De esta manera, se recomienda mantener cerradas puertas y ventanas, usar persianas o cortinas, y sellar fugas para minimizar la pérdida de calor en invierno y la entrada del calor en verano .
También es importante prestar atención a los sistemas de climatización en sí mismos, limpiando los filtros del aire acondicionado al menos una vez al mes, y revisando las calderas y radiadores en primavera u otoño, antes de necesitarlos, para mejorar la eficiencia y prolongar su vida útil.
Es decir, no basta con encender o apagar la calefacción o el aire acondicionado. El verdadero desafío es gestionar inteligentemente la temperatura, sin sucumbir a extremos térmicos ni económicos. Una programación sensata, en torno a los 20 °C en invierno, y a los 25 °C en verano, con menores esfuerzos durante la noche, usar de termostatos y mejorar el aislamiento, son prácticas que pueden ayudarnos a generar un ahorro sustancial en las facturas, y algunos lo cifran en torno al 20% de la factura anual. Y de paso, cuidas tu salud y la del planeta.


