El punto de inflexión en la pareja lo marcó un embarazo no deseado. Salva, en un ataque de inmadurez, salió huyendo. Se fue a Sevilla y volvió con su exnovia. Manoli se vio sola, embarazada y con otro hijo de una relación anterior.
Una vez superado el shock, Salva regresó para asumir su paternidad. Tres años después, con un precioso bebé de un año, Manoli mantiene grabada a fuego la traición de Salva y es incapaz de afrontar su relación con serenidad. Además, su mala situación económica les ha llevado a vivir en la casa familiar de Manoli, junto a 6 personas más, incluidas la madre y la abuela. Esta situación es otra fuente de conflicto, ya que Salva no coincide con la forma de ver la vida de las matriarcas, que constantemente opinan sobre cómo llevan la relación.