Aire liberal frente a un ambiente machista, en la última entrega de 'Me cambio de familia'

cuatro.com 13/07/2012 23:02

Los Landauro son de Cunit (Tarragona), tienen un sistema de vida basado en la igualdad y la colaboración. Las tareas de la casa se reparten equitativamente y todos son totalmente autónomos. En la casa los espacios están abiertos y no hay cortinas para preservar la intimidad. Si hay algo que molesta profundamente a esta familia, es el machismo y los niños malcriados.

Por otra parte, en Ibiza vive la familia Ruiz, ellos llevan con orgullo pertenecer a la raza gitana, una comunidad que cuenta con sus propias costumbres y su propia moral. Son Evangelistas y para ellos la religión es muy importante. En esta familia, las tareas de la casa son cosa de mujeres, y es Maria José quien se ocupa de todo, con la ayuda únicamente de su hija mayor. El resto de la familia vive como en un hotel, y no dejan ni un momento de dar órdenes y exigir.

Para estas dos familias, la entrada de una nueva mujer ha supuesto una auténtica revolución. Aurora no está acostumbrada a que su familia se dirija a ella dándole órdenes, ni tampoco a la presencia continua de la religión. Aceptar esto se se ha convertido en un reto. Tanto el hijo mayor como su nuevo marido no están acostumbrados a hacer nada en casa. Ellos cuentan con unos privilegios por ser hombres. Pero lo que en ningún momento Aurora esperaba es que la hija mayor se pasara al bando de los hombres y se convirtiera en la más machista de todos.

Pero lo que más ha llamado la atención de Aurora ha sido que en su nueva casa se come con platos y vasos de plástico y en cada comida todo lo que sobra se tira. Ella ha intentado explicarles que hay mucha gente que pasa hambre y que esa comida se podría aprovechar de alguna manera, pero ellos no han entrado en razones.

María José tampoco ha estado cómoda en su nueva casa. No ha entendido el aire liberal que se respiraba en la casa, la falta de intimidad entre los miembros de la familia, y tampoco le ha parecido bien que las hijas se administren su propio dinero. Con el cambio de normas, María José ha tomado las riendas, lo primero que ha hecho ha sido colgar unas cortinas en el salón para preservar la intimidad de la familia. Después, ha requisado las tarjetas de crédito de Anaís y Aída, María José no entiende como dos adolescentes pueden tener una tarjeta y una madre no controle lo que compran. Pero lo que más ansiaba María José era tener el control y ser de nuevo la ama de casa que siempre ha sido y que su marido descanse tranquilamente mientras ella cocina y limpia.