Eva y Antonio, ganadores del primer programa de 'Un restaurante en mi salón'

cuatro.com 12/08/2011 23:01

En el debut de 'Un restaurante en mi salón', dos parejas se han enfrentado en un gran reto: convertir por un día sus salones en auténticos restaurantes y preparar sus mejores platos para dejar contentos a sus clientes como si fuera un negocio de verdad.

La elección del menú y el número de comensales

Por un lado, Antonio y Eva han decidido elaborar en su restaurante 'Azabache' un menú para 40 comensales (que han comido en un sólo turno) compuesto de:

Primer plato: Ensalada Azabache, risotto de hongos y parmesano o crema de calabacín.

Segundo plato: confit de pato o salmón a la salsa blanca de gambas acompañada de pasta.

Postre: carpaccio de piña con helado o mousse de chocolate

Esta pareja ha ambientado su restaurante con una decoración flamenca y taurina compuesta de mantones colgados en las paredes y objetos propios del mundo de los toros y la caza. Además, han ofrecido claveles a todas las chicas que han acudido a la cena.

Por otra patre, Mónica y José, que han llamado a su restaurante 'Nacido de un sueño', han arriesgado un poco más y han decidido servir a 44 comensales en dos turnos de 22. Ésta ha sido el primero de sus errores: a los clientes no les ha gustado tener que estar comiendo pendientes del reloj, ya que cada turno debía durar una hora exacta. El menú sí ha sido bastante bien valorado:

Primer plato:Cóctel Galia al Mediterráneo, Pastel de cabracho con aires norteños o Salmorejo a la Mezquita.

Segundo plato: Doblones de oro al Pedro Ximénez o Tarta mar y tierra.

Postres: Volcán de chocolate con tsunami de vainilla o Trocitos de pecado.

Éste era el menú inicial pero, debido al agobio que se ha desatado en la cocina, Mónica y José sólo han podido servir un postre porque no les ha dado tiempo a preparar los apetecibles volcanes. Otro error que les ha costado la derrota.

El cante y el baile después de la cena, la clave del éxito

A pesar de que los clientes del restaurante Azabache se han quejado de que el risotto estaba duro y de que el pato se les había quedado reseco, han optado por premiar a Eva y Antonio por la sorpresa que les han dado después de la cena: Eva se arrancado a cantar flamenco y se ha metido en el bolsillo a todos sus clientes, que han terminado bajando la comida bailando unas sevillanas.