El paciente, un jugador de hockey de 22 años, reabre la tensión entre los métodos de House y Taub, el ex cirujano no consigue agradar a House en el primer diferencial y se lleva el castigo del día: “Te diría porque creo que tu teoría no solo es errónea y mal concebida, pero es más ‘diver’ demostrarlo haciéndote buscar sangre en heces”.
Tras varios diagnósticos, Taub parece haber acertado en alguno de los síntomas y House le da la razón: “He dicho acertó, no que seas competente, revienta tu burbuja de la esclerosis, necesitas otra teoría para tener al tío Jess y a las gemelas Olsen en el banquillo”.
Finalmente Taub hace caso a su instinto y consigue dar con el misterio, diagnostica correctamente al paciente y le salva la vida ‘in extremis’, justo cuando iban a realizarle una biopsia cerebral, para la prueba en el quirófano y evita que le extraigan masa del cerebro, House remata el momento: “Qué ‘paradón’, pero no compensa haber sido un manta todo el partido”
Mientras el equipo intenta resolver el caso del jugador de Hockey, Wilson sufre un revés cuando se entera de que tiene un hijo de 11 años. La noticia llega cuando Wilson se debate en qué hubiera cambiado su vida si hubiera sido padre y se emociona ante la idea de conocer a su ‘posible hijo, pero House está ahí para abrirle los ojos. Wilson: ¿y si es buen chico? House: “Es un chico, lo mejor que puedes esperar es que sea una pesadilla”
House no se toma bien la buena relación entre Wilson y su hijo. Para Wilson es evidente: “Tienes celos de un crío de 11 años, porque eres un crío de 11 años”.
La historia de Wilson y su hijo era demasiado bonita para ser verdad. Era de esperar que House tuviera algo que ver, y efectivamente. Cuando su amigo comenzó a sentir instinto paternal, House organizó una de esas obras teatrales que tanto le gustan para sacarle a Wilson la idea de la cabeza. En el acto final, cuando Wilson descubre el montaje, House se justifica: “Te dolía no tener hijos, con que te dí uno, dejándote así sin dolor…un regalo impagable”.