Gemma promete trabajar y ganar su propio dinero

cuatro.com 29/04/2011 22:59

¿Qué sientes cuándo compras?, le preguntó Sandra momentos antes de comenzar el test. "Primero felicidad y segundo, felicidad". Gemma no era consciente de que a su obsesión por las tiendas tenía un nombre, es compradora compulsiva y así se ha dado cuenta.

Un vergonzoso día de compras

Como última prueba del programa para Gemma, el equipo de psicólogos decidió dejarle 600 euros para que gastara en un centro comercial bajo una condición: pensar dos veces antes de comprar.

Gemma ni siquiera escuchaba las palabras de Diana cuando le explicaba el plan, sólo miraba el cheque deseando que el sermón acabara pronto y poder gastar. En 35 minutos fundió los 600 euros, compró 4 pares de zapatos, maquillaje, perfumes, y fue tal su impaciencia que ni si quiera fue capaz de donar un euro a una causa solidaria por no perder tiempo.

Gemma compraba sólo porque puede, gasta el dinero de sus padres, sin saber ni de dónde sale, (llegó a arruinar un negocio que sus padres le pusieron con 400 mil euros) y asume el privilegio de poder disponer de dinero como "simplemente tener suerte".

Fracasado el intento de pensar antes de comprar, Diana obliga a Gemma a devolver todas sus comprar por el simple motivo de que ese no era su dinero. Esa es la realidad de su vida, un uso y abuso del dinero de sus padres.

Gemma, tremendamente avergonzada devuelve todas sus compras, despotrica y amenaza con no cambiar y ser peor aún. El momento de ira ciega sus avances, pero no la confianza de la psicóloga, quien, estando más calmada, decide tener una segunda conversación con ella en la que pretende que Gemma se de cuenta por sí sola de que supedita su felicidad a la ropa que compra, porque en muchos casos ni siquiera estrena.

Una promesa

2 semanas largas en una nueva experiencia, reflexionando, pensando mucho, meditando, etc. Acaban con una de las conversaciones más duras de su paso en el programa.

Diana guía la conversación y consigue que Gemma se haga consciente de que con lo que ella gasta al mes, una persona sería capaz de independizarse, y parece que entiende que al fin y al cabo los caprichos son caprichos, y que ahorrar es un seguro de vida que hay que trabajar duro en la vida.

A partir de ahora trabajará con su padre 8 horas diarias para ganar su propio dinero. Promete cambiar, hablar largo y tendido con su padre y comprometerse a ser una persona consciente de la suerte que tiene y actuar en consecuencia.