Jero García, a José: "La libertad no tiene precio y estás jugando con ella"

cuatro.com 27/11/2015 22:45

Conflictivo, soberbio y rabioso. Ese es el perfil del José, un joven de 18 años al que le encanta el dinero fácil y presume de cerrar negocios de dudosa procedencia en internet mientras humilla a su padrastro cuando intenta impedírselo. "Soy un hombre de negocios. Se me dan bien. Compro cosas y las vendo más caras por internet. Creo que sin trabajar me podría hacer milonario. Andrés me tiene envidia porque gano dinero sin moverme de casa", dice José.

Hijo de padres separados utiliza la desunión familiar en beneficio propio. Sus padres discuten y sus trapicheos y robos quedan segundo plano. "Mi hijo está así porque le han dejado abandonado, le han dejado tirado. Nunca he abandonado a mi hijo. Su madre y Andrés mienten porque me quieren echar la culpa de lo que han hecho ellos. Se han ido de fiesta y vacaciones y el crío solo. Se ha criado sin normas", dice su padre biológico, que obvia el sufrimiento de Andrés y los esfuerzos por criar a José. "Se pasa el día trapicheando porque le gusta el dinero fácil Parece que le da igual que le metan en la cárcel. He sufrido mucho por él y ya no puedo más”, dice Andrés, que llegó a la vida de José cuando este apenas tenía dos años. “Lo quiero más que un hijo, era cariñoso, jugaba conmigo, no entiendo cómo ha cambiado tanto."

Entre Andrés y José está Ana. "Sabes que cuando ha hecho algo lo ha hecho por tu bien", le dice Ana a José, que sigue pagando sus problemas con Andrés. Ana cree que el desinterés de su padre biológico está en el origen del mal comportamiento de su hijo. "Se comporta así por lo del padre porque no el ha venido a ver, no se ha preocupado nunca. Tendría que focalizar esa rabia con su padre y lo hace con Andrés."

Pese a la situación, el padre biológico de José culpa a Ana y Andrés y asegura que siempre se ha encargado de sus hijos y que cuando no lo ha hecho ha sido porque no le han avisado. "Para mis hijos siempre he tenido. ¿Cuántas veces me has dicho de mi hijo? Lo dejáis aquí solo y se ha criado abandonado. Esa es la pura verdad. Le has hecho mucho mal al crío. ¿Cuántas veces te has ido de parrandeo y se ha quedado aquí solo? Lo que le habéis hecho es lo que está pagando. Ha llegado a mi casa y no le ha faltado de nada en mi casa", dice el padre biológico de José frente al joven, que es testigo de la discusión entre sus padres.

Finalmente, Ana estalla. "Hablas tonterías. Sal de aquí”, le dice a su ex, que sale de la casa acompañado de José. Andrés se siente superado por la situación. “Que coja las maletas y se vaya con su padre. Todos los problemas y robos que tiene que los pague su padre. A ver si tiene cojones de hacerlo como yo lo he hecho.”

Andrés, su padrasto trata de poner normas y evitar sus trapicheos

En uno de sus ‘negocios’, José aparece en casa con una moto. Andrés sospecha que se trata de uno de sus trapicheos habituales y le pide explicaciones. “Quiero saber lo que has comprado y lo que no has comprado. Enséñame los papeles y ya veremos lo que hacemos con la moto. ¿A quién se lo has comprado? ¿Dónde están los papeles de la compra? Siempre andas trapicheando y en mi casa mando yo. Estás en mi casa y tienes que respetar lo que hay. Aquí mando yo. Cuando tenga los papeles en la mano te doy tu moto y te abro el candado”, dice Andrés, que requisa la moto provocando la ira de José.

José cree que está por encima de sus padres. "¿A ti que te importa lo que he comprado y lo que no he comprado? Soy mayor de edad para hacer lo que me salga de los cojones. En mí no vas a mandar nunca porque para eso tengo a mi padre. Quieres saber cómo me saco quinientos euros. Seguiré haciéndolo hasta que me metan en la cárcel porque luego salgo con paro. Eso se llama programas de reinserción. ¿Qué te importa lo que hago con mi puta vida? Yo paso de tu cara. Hago lo que me sale de los cojones. No hay papeles. ¿Eres subnormal? Eres gilipollas o no entiendes lo que te digo o eres sordo”, le dice a Andrés, que está desesperado. “No puedo más."

La situación en casa es insostenible. "Es un chulo no acepta ninguna norma. Cuando se cabrea se pone histérico, furioso", dice Andrés, que está delicado de salud. "Tengo miedo a que le haga daño a Andrés. Lleva muchas operaciones, si le da un golpe mal dado le puede hacer mucho daño. Me siento entre la espada y la pared. Son mi hijo y mi marido."

Jero García intenta llevarse la moto. No lo consigue

José alardea de ganar dinero con sus trapicheos y no le importan los graves problemas a los que se expone si sigue así. Jero García acude en ayuda de esta familia para que José tome conciencia de ello y valore el esfuerzo que ha hecho su familia protegiéndole y ayudándole todos estos años. Para esto, Jero decide embargar la moto de dudosa procedencia que ha comprado José. Se niega. "La moto no se toca. No te acerques que la arranco y me la llevo", dice José, que finalmente se marcha.

Cuando Jero llega a casa de José se encuentra unos padres destrozados. "Se tiene que dar cuenta de que os tiene que respetar y que tiene que ser responsable de sus actos." José llega sin la moto. "No me acuerdo de donde la he dejado. Es mi moto. He visto una inversión y no va a venir cualquiera a llevársela. No es un ‘trapis’, es un negocio."

Jero intenta que reaccione. "Crees que merece la pena la que has liado. Era un ayudante y tú te expones a esto cuando compras algo de dudosa procedencia. Lo que quiero es que lo hagas legal. Te puedes buscar la ruina tú y a los demás. ¿Puedes pensar en tu futuro? Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Estoy hablando de la cárcel. La libertad no tiene precio y estás jugando con ella", le dice Jero, que le recuerda lo mucho que sufre su familia con su comportamiento. “¿Hacer sufrir a tu gente? ¿ Te parece normal tener acojonado a tu padrastro? Está ahí cuando tienes tus problemas", le dice Jero, que va a intentar que José sobreviva con ese poco dinero que gana con sus trapicheos.

José tiene que pasar la noche en una pensión

Ha llegado el momento de que José se independice. Encuentra un piso que le gusta pero pronto se encuentra un obstáculo. La única forma de alquilar un piso es con una nómina o algo que certifique que hay un determinado ingreso. "Los ingresos los tienes que demostrar. La gente pide garantías" dice la agente inmobiliaria.

Pese al revés, José se mantiene firme en sus ideas y no quiere entender que el dinero que gana con sus trapicheos no le sirve para ser independiente. Solo cuando tenga un trabajo legal podrá hacerlo. Jero García quiere que se de cuenta de ello. "En la vida real las cosas hay que conseguirlas legalmente. Para tener nuestra casa, nuestra moto y nuestras ilusiones. No tienes responsabilidades y todo te lo dan tu papá y tu mamá. Eso no es futuro. Yo tengo la autoestima suficiente para levantarme por la mañana y mantener dos hijos. Hay que sacrificar y no vivir del cuento. Consigue el dinero para dormir esta noche. ¿Vas a conseguir las pasta?"

José estalla. La presión le puede y se enfrenta a Jero García. "Te flipas porque mides dos metros. Qué me estás contando con la tontería, tienes mucha tontería. Demasiada. Muchos rollos tienes", le dice a Jero, que le deja en evidencia. "Tu silencio me da la razón. Ha quedado demostrado que necesitas la ayuda de tus padres para poder comer y poder dormir. De una manera legal no puedes conseguir un lugar para pasar la noche”, le dice a José que la emprende a golpes con la mesa. "Después del show sigues sin un sitio para dormir", le insiste Jero, que finalmente le paga una pensión. "Has necesitado ayuda para hacer las cosas legales y poder dormir. Te adelanto el dinero y mañana te vengo a buscar y con eso me lo devuelves. Esto no es para reírse. Reflexiona", le dice a José, que pese a todo se ríe. “¿A qué hora porque a lo mejor está cerrada con llave la puerta?”

José tendrá que dormir en la pensión hasta que entienda lo que significa la independencia real y su familia pueda recuperar la calma. Jero García quiere que aprenda a ganarse la vida y tendrá que trabajar para poder pagar la estancia de una manera legal.

Tras la primera noche, Jero García se le lleva a trabajar como personal de de limpieza a un parque. "Es lo que toca. Trabajando se consiguen cosas. Si quieres cosas en tu vida te las tienes que ganar y de una manera legal porque el dinero que ganas luego no nos sirve. Esto sí que es un dinero que vale. Hoy curras y te puedes pagar la pensión", le dice a José, a quien no le agrada el trabajo y hace el amago de ir a por Jero. "¿Qué haces mirándome así? ¿Te crees que me das miedo? Yo no te vacilo, vengo a decirte las cosas como son. No valoras que la gente te quiera ayudar."

La situación incomoda a José. "Te sientes mejor contigo mismo. Te podías ir a la mierda un poquito. ¿Por qué no te callas? A lo mejor esto acaba en tu cara”, le dice a Jero, que trata de hacerle entrar en razón. "El que se tiene que sentir mejor eres tú haciendo lo que tienes que hacer para devolverme el dinero y ganar dinero de forma legal. Quiero que te des cuenta de que con trabajo legal se pueden pagar las cosas."

José, Ana y Andrés, cara a cara

A regañadientes se ha ganado el dinero para pagar la pensión. Está empezando a ser más responsable de sí mismo pero no es capaz de tener una relación normal con su familia. Después de varios días sin verse llega el momento del cara a cara. Ana llora al ver a su hijo. Pese a todo, le echa de menos. "¿Por qué has cambiado tanto si solo te he dado cariño? Has ido a lo peor. Nunca te he arrastrado siempre he estado encima de ti ayudándote a todo. Siempre he estado encima, desde pequeño y sigo luchando”, le dicen sus padres, que le recuerdan que todas sus discusiones entre ellos han sido por culpa de su comportamiento. "Yo sacaba la cara por ti y no le daba la razón a Andrés y nos hemos separado cuatro veces. Desde el colegio he estado encima de ti. Lo he hecho todo y me pagas así. Dices que te he criado mal. Mentiroso. Es mentira todo."

José no entra en razón y les culpa de la situación familiar. "Me habéis arrastrado. Me has ayudado a hundirme. ¿Por qué os peleabais delante de mí? ¿Sabes lo que han perjudicado las peleas?" En mitad de la conversación, Andrés le vuelve a reclamar por su modo de vida. "¿Todo esto es motivo para que estés trapicheando? Yo he estado y tu padre no ha tenido cojones a estar ahí. He sido el único que ha estado ahí, dando la cara. He tenido que pedir un préstamo para pagar tus multas." José se sigue justificando. "Ese dinero es el que me gano con mis cojones. Si tengo 20 euros es porque los consigo. No me hace falta que me des nada."

Su madre ya no puede más. "Me he peleado con todo el mundo por ti. Yo ya no puedo hacer nada más por ti si no me ayudas." Jero intenta que José comprenda la situación. "Te está pidiendo ayuda para ayudarte. La columna está llena de agujeros igual que vuestra relación. Todavía no está rota y vamos a intentar tapar esos agujeros."

La ausencia de su padre, el origen de su mal comportamiento

José se hace hace la víctima y de este modo justifica su comportamiento. "Con seis años empezó a pegar a los niños, él era el que mandada. No sabíamos que hacer y nosotros empezamos a pelearnos delante de los niños", dicen Ana y Andrés, que creen que la ausencia de su padre podría estar en el origen del problema. "Le ha venido a ver muy poco y él necesitaba que viniera. Lo más que ha estado con su padre han sido 15 días cuando le rompió la costilla a Andrés. Fue muy mal porque robó en un bar. Todavía estamos a la espera de juicio." La situación es insostenible. "He sufrido mucho con él y ya no puedo más. El miedo que tengo es que haga una trastada más gorda y vaya a la cárcel. Eso no podré soportarlo."

Jero, a José: "Tienes que empezar a controlar ese nervio"

Nada justifica la actitud violenta de José. Ve enemigos donde no los hay y necesita aprender a controlar su ira. Jero García lleva al joven a jugar al rugby. La experiencia no le gusta. "Voy a parar porque me voy a liar con las entradas guarras", dice José que no comprende la lección que Jero trata de darle. "Hay que saber ganar y saber perder. Este deporte es así. Te has tomado esto como algo personal y es un juego. Lo tuyo es muy fácil. El primero que me mira, a endemoniarme. Tienes que empezar a controlar ese nervio y a comprometerte contigo. Al final vamos a tener un problema gordo."

Ana, Andrés y José, el padre biológico, tienen que estar unidos

José se resiste al cambio. Desde que era niño su comportamiento ha provocado tensiones entre Ana y Andrés y tienen que los errores que han cometido. Bárbara, la psicóloga de 'Hermano Mayor' les explica que la educación de un hijo es una cuestión de habilidad y que han marcado a José con mensajes negativos. "Cada día subrayábais las cosas malas que hacía José. Tenemos que empezar a cambiar. Dar cariño a un niño con esas dificultades, es un tema de equilibrio. Compenso los castigos con la atención positiva porque si no me creo mi personaje. Si resaltas otra cualidad, le genera una expectativa que no va a querer defraudar. Hay que dar cariño y atención positiva. Hay que empezar a construir", les dice a Ana y Andrés que reconocen que en casa han primado los gritos y las críticas.

Ana y Andrés están preparados para el cambio. Quieren permanecer unidos para hacer frente al problema pero no servirá de nada si no llegan a un consenso con el padre biológico de José. El entendimiento no es fácil. Los reproches no tardan en surgir. "Mi hija me dijo que te estabas dando besos con el camionero. El árbol se cría desde pequeño, una vez que se tuerce... He ayudado todo lo que he podido pero le habéis dejado pasar todo lo que ha querido."

Finalmente, tras el ejercicio con Jero se dan cuenta de que el único perjudicado es José. "El que ha salido jodido es mi hijo." Por fin reaccionan y están dispuestos a colaborar. José es testigo del cambio de su familia. Eso le ayuda a dar el primer paso. "Me comprometo a ser mejor persona con vosotros y no hacer tanto mal."

José se da cuenta de sus errores

Parece que todos están dispuestos a arrimar el hombro y ayudar a José a cambiar. Sin embargo, todavía hay que desmontar las creencias erróneas de José. Bárbara, nuestra psicóloga, intenta abrirle los ojos. "Andrés lucha todos los días contra tu ira. Vives en un mundo distorsionado. Esperas de los demás que nunca fallen, que no te hagan daño, que te sean sinceros, que te den lo que crees que te corresponden pero tú no les das ninguna de las cuatro cosas. Tu familia ha aguantado cosas que tú nunca aguantarías y siguen luchando."

José reacciona. "Los tengo que perdonar un día u otro. Será cuando me vea seguro", dice José, que reconoce que no se siente orgulloso de cómo es y que le gustaría cambiar. José se ha dado cuenta de que el cambio depende nada más que de él y que tiene que empezar a ganarse la confianza de los suyos.

El cambio en José empieza a ser evidente. "Nuestros principios han sido duros. Tenías ganas de partirme la boca y no lo hiciste. Hemos aprendido a controlar. Las cosas no van a dejar de sentarte mal pero cuando te calientes, da un paso atrás. Si abres tus sentimientos será más fácil. Tú da. Que nadie te pueda decir que no das. Para ganar hay que arriesgar. Arriesga y que vengan los sentimientos, aunque te hagan daño. La gente que te quiere necesita saber que les quieres. Déjate llevar. Tienes a tu madre, a Andrés, a tu hermana, a tu padre… te quieren ayudar. Lo más grande de esta vida es sentir las cosas con la gente que te quiere."

José visita una vieja cárcel

Un paso importante para ganarse la confianza de los suyos sería dejar de lado los trapicheos. Para que vea lo que se está jugando, Jero García le lleva a una cárcel. "Me tiré dos meses en una de estas. Yo era un salvaje de barrio, llegué a la mili y me tocaron los huevos. En vez de controlarme, '‘plas'. Por meter la gamba estuve aquí. No te puedes imaginar lo que es", le dice Jero, que le lleva a un abogado para que le explique que sus trapicheos no son un juego. "Si tienes muchos objetos y han sido denunciados como sustraídos, te estás jugando penas hasta dos años. Si es continuado pueden superar los dos años y puedes acabar aquí", le dice a José, que tiene claro que va a dejar sus trapicheos. "Ahora con papeles para ir yo tranquilo. Voy a buscar un curro, voy a dejar de lado mis 'business'"

La familia vuelve a estar unida

Tras varias semanas de trabajo y tras comprobar que el comportamiento de José ha mejorado y que está dispuesto al cambio, Jero García cree que ha llegado el momento de volver a casa. El encuentro es emocionante. Ana, rompe a llorar y José reconoce sus errores. "Os necesito para tirar para adelante." La respuesta de sus padres no puede ser más positiva. “Te necesito como hijo. Aquí estamos para ayudarte en lo que haga falta.”

Por fin, comprende que hasta que no encuentre un trabajo legal necesita la ayuda de sus padres. "Se me gira. Estoy jodiendo la familia y es hora de aprender. Les quiero y hay que empezar de cero", le dice a Jero, que le aconseja que hable con ellos de sus sentimientos. "Hay que abrirse decir lo que pensamos y lo que decimos. Depende solo de ti."

José sigue los consejos del coach. Por primera vez en mucho tiempo habla abiertamente e lo que siente. "Os quiero”, le dice a su madre y Andrés, que quieren empezar de nuevo. "Tenemos que empezar de cero y luchar. Ya verás que lo conseguimos. Te queremos mucho."

El padre biológico de José también está dispuesto a cambiar y hacer piña con Ana y Andrés. "No he estado siempre a tu lado pero de aquí en adelante estaré a tu lado y te apoyaré todo lo que pueda. Me comprometo a hacer todo lo mejor para él."

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