Joan: "Ahora cuando tengo ese momento de angustia y rabia, lo resolvemos charlando"

cuatro.com 21/11/2014 22:46

Hamburguesas, pasta, bocadillos, patatas fritas, refrescos... Joan tiene 18 años, sufre obesidad mórbida y tiene tiranizada a su madre. Ha convertido su casa en un auténtico infierno para Pilar, que ya no sabe cómo hacer frente a la situación y vive con miedo la enfermedad de su hijo. "Joan es obeso mórbido y come compulsivamente. Devora. Todo lo que le engorda le gusta. Hace siete meses le pusieron una dieta de 1800 calorías y la abandonó a los 15 días. No es consciente de la enfermedad que tiene... El día a día de él es sentado, ni anda ni hace ningún deporte. Todas las recomendaciones de los médicos se las salta a la torera", dice Pilar, que vive sometida a su hijo.

A Joan no le preocupa su salud. "Mi salud me la suda. Mi madre me da mucho el coñazo con ese tema pero es mi vida si no quiero salir no tengo por qué salir", dice Joan, que cree que su madre se merece todo lo que le hace. "Disfruto mucho cuando la veo en el sofá llorando humillada", dice Joan, que obliga a su madre a cocinarle lo que desea en cada momento. "No me gusta que controle el tema de la comida. Paso de las dietas, son un asco. Como lo que quiero, a cualquier hora y cuando quiero", dice Joan, que no duda en amenazar a su madre. "Quita la mano que te apuñalo" o "si me obligas te tendré que hacer autolesiones en la cabeza" son algunas de las frases con las que Joan atemoriza a Pilar.

Marcado por la muerte de su padre

El padre de Joan murió hace seis años y desde entonces ejerce un férreo control sobre su madre, a la que no deja salir ni rehacer su vida. "Tú de aquí no te vas. Otros seis años que te quedas en casita. Cállate y vete a tu habitación. Te vistes como una puta zorra, hija de puta", le dice Joan a su madre, a la que se ha acostumbrado a echar cosas por encima siempre que no cumple sus normas. "Quiero a mi madre solo para mí. Jamás voy a permitir que rehaga su vida. Si mi madre trae un hombre a casa le doy una hostia, sería una falta de respeto a la memoria de mi padre", dice Joan, que tiene totalmente anulada a su madre. "Es muy celoso me controla en todo. En diciembre hace seis años que estoy viuda y no me deja salir. Mi vida es un suplicio", dice Pilar.

Joan niega que tenga un problema con el peso: "Yo estoy perfecto"

Tras la llamada de teléfono, Pedro García Aguado se queda muy preoucupado y queda con Pilar y Joan en un restaurante. Allí, el joven justifica su comportamiento. "La trato como me sale de los cojones porque soy el rey de la casa", dice Joan, que niega sus problemas de sobrepeso. "No es ningún problema de salud yo estoy perfecto."

Atónito, Pedro García Aguado le explica que está muy equivocado. "Mandar es un derecho que no te has ganado", le dice a Joan, al que pone en evidencia cuando le traen el plato de comida. "Esta es la manera que tienes de comer y la forma en que te gusta comer. Tienes sobrepeso y eso afecta al corazón. Te puede dar un paro cardíaco sin que te des cuenta. ¿Sabes que la grasa que comes es mala para el corazón y la circulación?"

Sin embargo, a Joan no le gusta que le digan las verdades a la cara y arremete contra el coach de Cuatro. "Te callas y punto. Te vas a la mierda. No hables., no quiero escucharte. Eso es una mierda. Es mi vida", le dice Pedro García Aguado, que le pone un pulsómetro para controlar su ritmo cardíaco. "Si haces una combinación de ver las pulsaciones, comer bien y hacer ejercicio sabré hasta donde tienen que llegar tus pulsaciones sin que tengas riesgo. Mi objetivo es que te encuentres bien y dejes de tratar así a tu madre. Que mires por tu salud."

La llegada de Pedro García Aguado ha molestado mucho a Joan, que se marcha del restaurante sin probar bocado. Su madre le explica a Pedro García Aguado que no ha comido por vergüenza. "Si hubiera sido poco a poco hubiera comido eso y más", dice Pilar, que ya ha perdido todo el control sobre su hijo. "He estado demasido encima de él. Ese es el problema", le dice a Pedro García Aguado, que cree que ha llegado el momento de que Joan madure. "Eso es inmadurez. Tenemo que hacer que crezca, madure y se haga responsable, que tiene 18 años."

Joan y su madre, cara a cara

Con su comportamiento irresponsable, Joan está poniendo en peligro su vida pero eso no le importa. Pese a los consejos de los médicos y de su madre, Joan prefiere seguir comportándose como un auténtico tirano y no hacer frente a sus problemas. Gracias a la actividad preparada por Pedro García Aguado, Joan tendrá que escuchar a su madre. "Estoy harta de ti porque me tratas muy mal. Tienes que perder peso", le dice Pilar a Joan, que acusa a su madre de no apoyarle. "Quiero ser futbolista y nunca me ha apoyado en mi sueño. Me dices que no tienes dinero para mí y luego le compras heladitos a María Pilar (su hermana), haces dos platos porque tu hija es especial. Por tu culpa mi padre murió y ahora quieres ir de madre del año", dice Joan, que decide dejar la actividad cuando lo que escucha no le conviene. "No puedes irte siempre que las cosas no te gusten", le dice Pedro García Aguado.

Joan culpa a su madre de la muerte de su padre

La actitud de Joan es inmadura e infantil y siente celos de su hermana pequeña. Pedro García Aguado necesita descubrir el origen de este comportamiento y para eso se reúne con Pilar. "Cuando murió su padre empezó a cambiar de actitud y siempre ha sido insoportable. Su padre murió de un cáncer de estómago que le diagnostican el día que cumplió 42 años. Me culpa de la muerte de su padre porque dice que le hacía estresar, pero esa enfermedad entra en una casa y te destruye. Se vino todo abajo. Me quedé sola con un niño de 12 años y una niña de diez meses", dice Pilar, que le explica a Pedro García Aguado que su hija recibió las atenciones que necesita un bebé y Joan cree que se volcó en ella.

Desde que murió su marido, Pilar ha vivido por y para su hijos. "Mi hijo no hubiera querido que hubiera entrado otro hombre. Me quiere para él. Tengo un camping y me podría ir a disfrutarlo con mi hija pero él no quiere", explica Pilar, que confiesa que Joan sufre miedos nocturnos, dice que ve a su padre y que oye ruidos. "Tengo que estar luchando por él para que vea que estoy ahí."

Tras escuchar a Pilar, Pedro García Aguado le explica que no debe dejar que la someta. "Lo haces muy bien pero ten cuidado. Estar ahí no es estar sometida a lo que el quiere. La gente que comete excesos tiende a hacer eso: me pego el atracón pero el culpable eres tú, no es porque soy incapaz de llevar el dolo de la muerte de mi padre. Como madre estás haciendo todo lo que puedes y todo lo que sabes."

Pedro García Aguado le hace sentir a Joan lo mismo que siente su madre

Cuando Pilar se acerca a su hio solo recibe desprecios. Joan se ha especializado en echarle por encima lo primero que ve: agua, leche, huevos, cacao... Cualquier cosa sirve para humillarla y tenerla sometida. Pedro García Aguado quiere que Joan experimente la misma situación y tapándole los ojos le hace que vaya abriendo distintas piñatas. Joan se enfada pero no comprende el mensaje. "¿Crees que disfruto haciendo daño a la gente? Ni me he divertido, ni es divertido, ni quiero que vuelvas a hacérselo a tu madre. No te ha gustado y has tirado tú de la cuerda. A tu madre no le das ni esa opción. No me río y si te tengo que tirar eso te tiraré eso y más pero no me río ni quiero reirme de nadie.

Joan come cada semana la misma comida que comen tres personas

Joan tiene un grave problema con la comida y come compulsivamente. La comida es su refugio pero cambiar su comportamiento es fundamental que cambie su relación con la comida. Pedro García Aguado intenta que tome conciencia de los excesos que comete con la comida y le lleva a un almacen para que vea la barbaridad de calorías que toma. "Ingieres 7500 calorías al día, 52.500 a la semana. Eso es lo que comerían tres personas y tienes una dieta de 1800 calorías por tu salud. Una cosa es tener hambre y otra es pensar que tienes que comer como un loco porque si no, no eres feliz."

Tras escuchar a Pedro García Aguado, Joan reconoce por primera vez que come para olvidar sus problemas. "Si yo vivo así y tengo hambre así lo hago pero no tengo que aguantar que me enseñes esta mierda. La comida es lo único que está cuando estoy depre", le dice a Pedro García Aguado, que le insiste en el peligro que supone para su salud. "No es hambre. Cuando estás bajo, como cualquier adicto te metes la comida para sentir placer. Eso no hay cuerpo que lo aguante. Ahora porque eres joven pero en cinco años te tiene postrado en una cama", le dice a Joan, que sigue huyendo de la evidencia, por lo que recibirá un ultimátum de su endocrino.

Joan tiene que darse cuenta de que su alimentación pone en grave riesgo su salud por lo que Pedro García Aguado le lleva al endocrino. "Intentamos ayudarte pero el que hace las cosas eres tú", le dice el endocrino que después de medirle el contorno abdominal es contudente. "El riesgo bascular es alto. Has pasado de hacer la dieta", le dice a Joan, que mide 1,83 y pesa 176,9 kg.

Sin embargo, ni los avisos del endocrino le abren los ojos a Joan. "Para qué quiero una dieta si no la voy a cumplir, si mi madre no me apoya", dice Joan, a quien cualquier excusa le sirve. "La dieta que me da no me gusta porque es muy bajita", dice el joven, al que el endocrino le ofrece la posibilidad de aumentar ligeramente la cantidad de calorías de la dieta. Pero esto tampoco le vale a Joan, que será dado de alta si sigue sin cumplir con la dieta.

Joan desoye una y otra vez los consejos de su madre, del endocrino y de Pedro García Aguado, que finalmente opta por sacar al joven de su casa y llevárselo con él a un hotel. El tiempo para salvar la vida de Joan se agota y tiene que empezar a hacerse responsable de sus, actos y su dieta y tiene que dejar de culpar a su madre de todo. Sin embargo, ni siquiera esto surte efecto.

Joan intenta utilizar su fuerza contra Pedro G. Aguado

A pesar de los consejos de su médico, Joan sigue comiendo de forma compulsiva y no reconoce que tiene un problema. "No busco ni tu respeto ni tu cariño, ni nada. Quiero seguir siendo como soy y no voy a aguantar esta gilipollez. Quiero ayuda pero no quiero que me ayudes tú", le dice Joan a Pedro García Aguado.

Joan vive acomplejado por su condición física pero aún así no cambia su alimentación. Pedro García Aguado intenta hacerle comprender que debe dar un paso al frente para mejorar su vida. "Las cosas no cambian si tú no te pones en acción. Solo comes en casa cuando nadie te ve. Han intentado ayudarte el endocrino, el psicólogo, tu madre preo las cosa se cambian poniéndose en acción y reconociendo que tienes un problema, reconociendo que no te gustas, y como no te gustas y lo has pasado mal, te atiborras de comida. Ahí encuentras el placer pero eso te está perjudicando. ¿Tanta vergüenza tienes de ti mismo? ¿Por qué no te pones a hacer cosas y dejas de quejarte? Solo quiere sentirte mal para seguir así, en un círculo, en un pozo sin fondo. Ya entarás en razón", le dice el coach, que intenta que Jenni, una joven que pasó por 'Hermano Mayor' hace un año, ayude a Joan con su experiencia. "Ahora mi madre y yo comemos juntas, nos vamos a comprar, se ha prohibido insultar y nos respetamos", le dice Jenni, que trata de hacerle entender que no tiene que paga a su madre su malestar interno.

Paco Alcácer, a Joan: "La fuerza me la da mi familia, hay que ser una piña"

Joan sigue aferrado a la memoria de su padre para poder continuar encerrado en sí mismo. Pedro García Aguado necesita que el joven reaccione y le pide ayuda a Paco Alcácer, futbolista del Valencia y uno de los ídolos de Joan. Junto a Mestalla, el futbolista le cuenta su trágica historia. "Cuando empecé a jugar al fútbol, yo estaba jugando y al acabar el partido mi padre falleció. Marqué un gol, se emocionó y le dio un infarto. Tenía 17 años y es duro. Quise pasar página lo antes posible pero siempre que marco o ganamos, todo va para él. Esa fuerza que tengo en el campo me la dan mi madre y mi hermano, somo una familia y una piña que es lo que hay que ser. Es lo más bonito. Hay que cambiar y es el momento", le dice el futbolista a Joan.

Además, Alcácer le promete a Joan un regalo muy especial si consigue cambiar su comportamiento. "Tenía pensado darte un detallito. Estas son las botas que marqué los tres goles contra el Basilea. Se las voy a dar a Pedro García Aguado y si todo va bien te las quedas tú. Si todo va mal me las devolverá y empezaré a jugar con ellas."

Las palabras de Paco Alcácer dejan impactado a Joan, que por primera vez se da cuenta de que su comportamiento tiene que cambiar. "Quiero que mi madre sea feilz igual que quiero ser feliz con ella. Las palabras de Paco me llegaron al corazón porque ha pasado por un tema parecido pero él dejó a su madre libre, no como yo que la quiero solo para mí."

Joan, sobre la muerte de su padre: "Le dejé tirado como un perro"

Joan ha cogido fuerzas con las palabras de Paco Alcácer pero aún tiene miedos por lo que Sonia Cervantes tiene que intervenir para descubrirle cuál es el origen de su comportamiento y explicarle que muchos de sus sentimientos son producto de la culpabilidad. "Mi padre era lo más importante para mí. No me gusta decir que está muerto en público", dice Joan.

La muerte de su padre ha marcado la adolescencia de Joan, que confiesa a la psicóloga que nunca se despidió de él. "No me despedí preferí irme a la feria con mi prima a estar con él en el hospital. Le dejé abandonado como un perro", dice Joan, que está atrapado en esta situación. El sentimiento de culpabilidad no le deja avanzar, ni superar sus miedos. "Tu miedo a la oscuridad es por el miedo a que venga a echarte la bronca. Es normal, tiene que ver con el proceso de duelo pero tu padre no va a castigar a un niño de 12 años que fue incapaz de ir a verle porque no podía con ese dolor. No le dejasta abandonado. Eras un niño pequeño incapaz de hacer frente a tanto dolor. Tienes que aceptar que se ha ido, que nadie es culpable y que siempre seguirá contigo mientras le recuerdes", le dice Sonia a Joan, que reconoce que no va al cementerio porque su padre no se sentiría orgulloso de él. "No me merezco entrar, no le gustaría ver como trato a mi madre, como estoy destrozando la vida."

Consciente ya de que su comportamiento no es el adecuado, Joan reconoce que culpa a su madre de todo lo sucedido. "No la respeto porque la culpo de la muerte de mi madre. Le hizo estresarse y coger cáncer. Ella no sabe lo que es sufrir tanto como yo", dice Joan, cuyo comportamiento no cambió inmediatamente después de la muerte de su padre, tal y como le recuerda el psicólogo del colegio. "Recuerdo un chaval entusiasta, alegre, inquieto, que se relacionaba bien", le dice Carlos, por lo que Sonia le invita a cambiar. "No puedes seguir utilizándolo como excusa. Tienes que empezar a cuidar de los vivos y dejar que los madres descansas."

Joan, a su madre: "Espero que seamos la piña que éramos antes de que mi padre muriera"

Tras su charla con Sonia Cervantes, Joan quiere pasar página y despedirse de su padre. Por primera vez en años, el joven, solo, va al cementerio. "No quiero que venga mi madre porque no me siento preparado", dice Joan que se ha dado cuenta de que no puede refugiarse en la comida para solucionar sus problemas. "No puedo seguir atascado en el pasado."

La decisión de Joan es muy importante y ni Pedro García Aguado ni Sonia Cervantes quieren dejarle solo. El coach y la psicóloga le acompañan al cementerio. Allí, Joan le dice adiós a su padre y da el primer paso del duelo. "Perdona por no venir durante tanto tiempo. Sé que me estoy portando mal con mi madre y me gustaría cambiarlo. Espero que me apoyes. Adiós", le dice Joan a su padre.

Después de esta despedida tan necesaria, Joan está preparado para reencontrarse con su madre. Un Joan muy cambiado le pide disculpas y le explica que ya ha empezado a cuidarse. "Estos últimos días he ido al médico y he empezado una dieta. Espero que volvamos a ser la piña que éramos antes de que mi padre muriera. Te quiero y te he echado de menos"

Joan cumple su promesa y adelgaza diez kilos con la dieta

Un mes y medio después de que Pedro García Aguado y su equipo dieran por terminada la terapia de Joan, el coach de Cuatro regresa para comprobar que el joven sigue la senda que se marcó y no puede sentirse más orgulloso de él. "Ahora cuando temgo ese momento de angustia y rabia, lo resolvemos charlando", le dice Joan.

Joan se ha dado cuenta de sus errores, ha tomado por primera vez conciencia de que su forma de comer suponía un grave riesgo para su salud y ha decidido cumplir la dieta que le ha puesto el endocrino. Los resultados no pueden ser mejores. En un mes y medio, Joan pierde 10 kilos. en un mes, el endocrino seguirá viendo la evolución de Joan, que gracias a su cambio ha conseguido un regalo muy especial: las botas que Paco Alcácer le había entregado a Pedro García Aguado.