Joselito, a Kiko: "Si quieres salir, puedes hacerlo, pero tienes que querer de verdad"

cuatro.com 29/11/2013 23:36

La separación de sus padres y el cambio de estatus social marcaron la vida de Kiko, que vivía aferrado al pasado y a un nivel de vida que su madre y su novio ya no pueden darle. Kiko no había asumido los cambios de los últimos años y la frustración había desembocado en una espiral de violencia y un odio incontrolable hacia José, el novio de su madre.

La convivencia de Kiko se había convertido en un auténtico infierno. Obsesionado con el dinero, Kiko no dudaba en enfrentarse a su familia y amedrentar a su madre autolesionándose mediante golpes. "El dinero es mi principal vicio. Quien tiene dinero tiene el poder y si me tengo que matar con ellos me mato. Lo que sea por conseguir lo que quiero", decía Kiko.

Mari, se sentía fracasada

Las faltas de respeto y las amenazas eran la forma en la que Kiko se comunicaba. Su madre se sentía incapaz de hacerle frente y eso estaba haciendo mella en su relación con José, que se sentía en el intento por educar a Kiko. "Lo tienes entre algodones y esto va a reventar por donde sea. La pelota está también está en tu balcón. Lo que no es normal que sólo esté yo enfrentándome a él... Yo me quería casar contigo pero deberías ser más egoista y pensar en ti y en mí. Si no pega un cambio ese niño está perdido. Mientras esté el aquí no cuentes conmigo para nada", le decía un José desesperado a Mari.

Incapaz de reaccionar, Mari no se sentía con fuerza. "Me siento mala madre, mala compañera, una perdedora en todo",le decía Mari a Pedro García Aguado, que con la ayuda de Sonia Cervantes consiguió que Mari reaccionara a tiempo. "Yo no tengo la culpa. Hasta aquí la pena y el sufrimiento, cogeré mi papel."

Los reproches de Kiko a su madre y a José

Acostumbrado a tener todos los caprichos, Kiko reprochaba a su madre el giro radical en su vida. "Sois basura. No valéis para nada. No supieron mantener el dinero, los negocios... Tu deber es darme una estabilidad no diez mudanzas en nueve años. Siempre me has fallado. Cuando los antidepresivos tuve que sacar la familia adelante", le decía Kiko a su madre.

Cara a cara frente a José, Kiko le reprochaba que intentara ponerle límites. "Yo no acato órdenes de un mierda y un basura como tú. Tengo mis leyes y mis normas y esas son las que voy a seguir siempre", le decía Kiko a José, que pese a todo le decía que le quería.

Kiko se negaba a seguir con la terapia

Tras varias semanas de trabajo, Kiko se rompe cuando Pedro García Aguado le abandona en mitad del mar. "He sentido pánico, ansiedad... Al vivirlo me he dado cuenta de todo", le decía a Pedro García Aguado. Sin embargo, el fuerte choque emocional provocaba una reacción inesperada en Kiko, que decidía dar un paso atrás y abandonar la terapia. "Me he rendido. Todo se ha ido a la mierda por mi mala cabeza", le decía al coach, que le daba un tiempo para reflexionar.

Afortunadamente, Kiko reflexionaba y decidía aprovechar la oportunidad que le brindaba Pedro García Aguado. "Quiero hacerlo por mi madre y mi hermana. No quiero que vuelvan a vivir lo mismo conmigo."

Kiko se reconcilia con su familia

El trabajo con Pedro García Aguado funciona. Kiko quiere empezar una nueva vida al lado de los suyos y el coach cree que necesita algo que refuerce su decisión. José Miguel Arroyo, 'Joselito', uno de los ídolos de Kiko, habla con el joven, con el que se siente muy identificado. "Yo podría ser un deshecho humano. Podría estar aquí pero intentando dar un palo. Al final te vas a ver envuelto en algo y no merece la pena. No siempre todo el mundo está contra ti ni todo el mundo está equivocado. A lo mejor, el equivocado soy yo. Esto es como el campo, lo que tú siembres, tú recibes. Si quieres salir de algo, sales. Tienes que querer de verdad", le dice el diestro a Kiko.

Después de varias semanas de trabajo, Kiko se da cuenta de necesita empezar de cero y apoyarse en su familia. Por primera vez, Kiko se da cuenta de que su situación económica no es tan dramática como él cree y que no puede culpar a su madre. Ser voluntario en un comedor social donde muchas familias acuden a comer después de perderlo todo le abre los ojos. "Me he sentido bien, me he sentido a gusto, que puedo hacer algo y no ser un vago y estar tirado siempre."

Kiko se da cuenta de que su actitud solo le podía generar problemas y por fin logra superar los miedos que le impedían ser feliz. El joven da los primeros pasos para conseguir la vida de amor y respeto que siempre ha querido. "Lo siento por todo", les ha dicho a su madre y a José, que ya ha dejado atrás los malos momentos. "Eres un hijo para mí y puedes contar conmigo."