Frank de la jungla, mucho más que una aventura

cuatro.com 13/09/2010 12:46

Frank de la Jungla es un documental vivido en primera persona. Pero sin tapujos, con sus cosas buenas, y con las malas, con todo lo que acontecido durante los rodajes. Con él viajan el reportero Nacho Medina y el operador de cámara Santiago Trancho. Juntos reirán, disfrutarán y sufrirán.

El cocodrilo, el dragón de Komodo (el único descendiente real de los dinosaurios), el orangután salvaje, la víbora, los monos pato, murciélagos... De la mano de Frank conoceremos y veremos de cerca a todos estos animales, tan exóticos como peligrosos. Todo mientras recorremos los ríos de Thailandia, las islas indonesias de Komodo y Rinja, Sumatra, Borneo o la Isla de las Flores.

Durante un viaje de varios meses por Asia, los reporteros, Nacho Medina y Santiago Trancho han sido testigos de cómo Frank tiene que dormir en la copa de un árbol mientras una manada de elefantes salvajes tratan de desalojar "a sus intrusos" en un santuario que hay en la frontera de Tailandia con Laos.

"Poco a poco vas aprendiendo a respetar a los animales. Nosotros éramos los quijotes. Soñábamos la secuencia perfecta, el oso salvaje viniendo hacia nosotros corriendo y deteniéndose delante de la cámara. Frank ejercía de Sancho -sin panza- y enseguida nos bajaba los pies a la tierra", desvela Santi.

"Si estoy vivo ha sido gracias a mi prudencia. El cementerio está lleno de valientes". Esa es el leit motiv de Frank, la idea que lleva tatuada a fuego en el mapa de su cerebro. "La presión es grande, - prosigue Nacho-, estás a decenas de miles de kilómetros de España, quieres grabar todo y ya, pero los animales no son una ciencia exacta y las esperas son eternas".

De ahí que surgieran roces constantemente. "Ojalá nos encontremos un tigre salvaje", dijo Nacho tras dos días caminando por la selva. Dios quiera que no, zanjó Frank categórico. ¿Cómo puedes decir eso cuando hemos venido a grabar un programa de televisión sobre animales? Contesté. Porque si ni siquiera sé si yo seré capaz de reaccionar como debo, como para preocuparme de vosotros dos."

Frank es un talento puro , un hombre criado al servicio de su intuición. Y una esponja. "Cada orden que le dabas la aprendía para siempre. Al final, bastaba una mirada mía para que supiera lo que quería de él", confiesa Santi.

"Eso sí, la intensidad de rodaje era alta", continúa Nacho. "Es un tío sobrenatural", confiesa Santi. Y con una vista de lince. "Lo más alucinante era la visión nocturna que tenía. Un día en plena autopista de Thailandia frenó el coche en seco en el arcén. ¿Se ha cruzado una vaca? ¿Un elefante? Era una culebra atropellada de treinta centímetros". Frank la había visto brillar.

En la selva era más fino y tranquilo aún. "Mientras Frank roncaba y dormía a pierna suelta, Santi y yo estábamos en vela grabando la sinfonía de sonidos que ofrecía la noche", cuenta Nacho. De pronto, cuando nosotros dormíamos, Frank se levantaba y se iba a" esperar". Nos tenía prohibido ir. Éramos como un elefante en una cacharrería y espantábamos a los animales. Y volvía con dos o tres bichos en la mano. Era increíble.

Más divertido es oírle hablar de España, tierra que abandonó hace casi veinte años. "¿Os acordáis del desnudo de Alaska en la portada de Interviú con un vestido verde? -Santi, el operador de cámara, quizás no hubiera ni nacido- ¡Qué buena estaba!, Alaska era y es mi musa, siempre pienso en ella! Confesaba, mientras subía en la radio de su coche el hit "A quien le importa" y la cantaba a grito pelado.