Sergio es consciente de que sus tatus y sus dilataciones le convierten en un chico que no pasa desapercibido en la pequeña ciudad, pero siente tal placer al pintar su cuerpo que no puede pensar en dejar de hacerlo. Y es que según le ha confesado a su cita, es un chico gore al que le encanta aplastar granos, lo de la sangre no le va.
A Séfora le ha llamado mucho la atención el aspecto físico de Sergio y le ha preguntado por sus dilataciones, sus uñas pintadas y sus numerosos tatuajes. Momento en el que él le ha confesado por qué tenía tantos “Me gustan, tengo unos poquitos, la sensación de dolor me gusta, cada vez que voy a tatuarme me pongo cachondísimo… A la tatuadora no le digo nada, no me pone cachondo ella, me pone la máquina de tatuarme… El calor de la aguja atravesándote, la tinta entrándote… parece que te están follando la piel”.
Metidos en la conversación, Sergio le ha enseñado dos de los tatuajes más chulos que tiene en la piel. En un brazo lleva a un soldado de Star Wars y en el otro a Goku, un personaje de dibujos que le gusta mucho y cuyo nombre comparte con su perrito “es así, un peluchito”. Séfora no es para nada del rollo de Sergio, pero le ha gustado conocer todas sus curiosidades.