Aunque ha estado toda la cena riéndose, Yoyi se ha dado cuenta en seguida de que no iba a congeniar en absoluto con Quique. Al volver del baño –los dos solteros han hecho sus respectivas llamadas-, ella ha dicho: “Creía que cuando volviera ya no me lo habrían quitado”; a lo que él ha contestado: “No, no, yo soy muy fiel”. Ella, muerta de risa, le ha replicado: “No, me refería al pescado”.
Julián: “Estoy ensayando una sonrisa para que no me salgan arrugas”
Que Julián está preocupadísimo por su físico, es algo evidente. Él se siente bellísimo cuando se maquilla y se pone sus tacones pero, cuando tenga treinta años, está convencido de que va a pasar por el quirófano: “Me voy hacer un lifting como Kiko Matamoros”, le ha dicho a Miguel Ángel, su cita.
Yoyi, de Quique: “Para que él me gustara, tendría que volver a nacer”
Cuando Yoyi se ha encontrado por primera vez con Quique, ella le ha preguntado: “Bueno, ¿y qué haces tú aquí?; con mucho salero, él le ha contestado: “Vengo conocerte a ti, no voy a venir a ver al Carlos Sobera”. Este buen inicio, son embargo, no ha servido de nada. Al final de cita, Yoyi ha llegado a la conclusión de que, para que Quique le gustara, tendría que “volver a nacer”.
Julián: “No soy travesti ni transexual, soy un hombre maquillado y sin complejos”
Julián tiene 18 años y, externamente, se define como un hombre sin prejuicios ni complejos a quien le encanta maquillarse. Internamente, es algo más complicado: “Soy celoso, caprichoso, pesado…soy un horror”, ha confesado. Julián ha quedado con Miguel Ángel, un maquillador al que le gusta el transformismo…pero no demasiado.
Rosa, a Álvaro: “Mi cuerpo es acero para los barcos, toca, toca…”
Álvaro buscaba una chica “guapetona” y la ha encontrado. Sin embargo, esperaba a una mujer “con más elegancia” que la que tiene Rosa. Esta manchega tan resuelta es, como dice ella misma, “una caja de regalos” y, con toda su espontaneidad, le ha pedido a Álvaro que pruebe la dureza de sus muslos.