Al escucharle, Lidia no le ha contestado porque los dos tratan de ser discretos en el restaurante, pero se le ha puesto una sonrisa de oreja a oreja y ha mirado a su novio llena de amor. Aunque no quieren ser protagonistas, a veces, no pueden evitar ponerse románticos y por eso les pillamos bailando o haciéndose arrumacos. Es que cuando hay amor (del bueno) es imposible disimularlo…