Pedro tuvo poliomielitis cuando tenía dos años y por su discapacidad ha podido jubilarse un poquito antes de tiempo. Sale a caminar, monta en moto y ha llegado a dar la vuelta al mundo en velero “estuve un año navegando”. Busca a una chica alegre y “que no tenga ningún defecto físico porque si se nos escapa el niño tenemos que contratar a alguien para que lo vaya a buscar”. Estudio en “un colegio de cojos” en el que aprendió a reírse de sí mismo y sus limitaciones.
Rosanna, su cita, es una mujer con un carácter muy fuerte “yo sé lo que quiero”. Al verla, Pedro ha visto un cutis maravilloso “difícilmente lo puedes ver en otra persona de su edad”. Los dos viven en Canarias.
La cena ha comenzado hablando de la playa y Pedro le ha confesado que no le gustaba la playa “soy más de mar”. Ella va a la playa todos los días y él ha sentido que podría hacer el esfuerzo de acompañarla algunos días, y le ha hablado de su viaje alrededor del mundo. Rosanna le ha escuchado atentamente, pero siente que es “aventurera de otra manera, más de un buen hotel”.
Rosanna ha querido saber si Pedro bailaba y ha parecido que no le había importado su limitación física, pero en realidad, ella ha sentido que era un problema que él no bailara. Ella buscaba a un hombre alto, guapo y delgado “no me ha gustado, quería un hombre completamente diferente a él”. Pedro tenía la sensación de que sí le estaba gustado y no ha dudado en hablarle de su belleza.
El único deporte que hace Pedro es montar en moto y ella ha sentido que eso no era un deporte. Ella tiene la necesidad de ir al gimnasio y bañarse todos los días en el mar, y ha vuelto a sentir que no eran compatibles.
Pedro estaba encantado con Rosanna “la veo una mujer inteligente e interesante” y no esperaba que Rosanna le diera calabazas “es una persona interesante y educada, pero tenemos gustos diferentes… Quiero otro tipo de hombre”.