Eric es un tipo muy tímido y se hace pequeñito con los piropos. Le gustan los hombres peludos y muy masculinos. Es de Lérida, pero ha vivido casi toda su vida entre México y Estados Unidos. Lo que más valora de una pareja es la libertad individual y el físico no le importa demasiado.
Kike, su cita, siente pasión por los tipos tatuados y le da igual que sean más altos o más bajos. Al ver a Eric ha sentido que estaba buenísimo “todo para mí”. También le ha gustado que viviera cerquita de Barcelona y ha tenido que controlarse porque se le iba a notar mucho que le había impactado.
Los solteros han comenzado la cena descubriendo que ninguno de los dos bebía alcohol y han hablado de sus profesiones, y relaciones sentimentales. Kike le ha contado que se dedica al mundo de la noche y que nunca le han tomado muy en serio. El soltero estaba fascinado con los tatuajes y la belleza de Eric, y ha aprovechado las ocasiones para lanzarle indirectas “se me nota que se me cae la baba”. Eric estaba un poco cortado y ha agradecido que Kike tomara iniciativa.
Eric ha intentado poco a poco romper su timidez y le ha confesado a Kike que le volvía loco la carne y que de santito no tenía nada. Él ha pillado su indirecta y ante su constante movimiento de lengua ha sentido que la cita subía de temperatura “me está poniendo cachondo”. Han hablado de sus preferencias respecto a las parejas abiertas y han coincidido en que, al principio, no lo aceptarían.
En el reservado han comenzado a jugar al Rasca del Amor y Kike ha tenido que pisar el freno porque, aunque la mirada de Eric le estaba delatando, no sabía si le iba a seguir el juego o mandar lejos. Los dos han coincidido en que el tamaño importa, en que dónde hay pelo hay alegría y que los roles no son fundamentales en el sexo, aunque a Eric le guste más ser activo.
Kike ha bailado para Eric y ha sentido que los dos se querían besar, pero ninguno daba el paso. Al final ha sido Eric el que se ha lanzado a la piscina y ha estallado la pasión “poséeme”. Los dos se han gustado muchísimo, se han dado un sí a repetir y Kike estaba tan emocionado que le ha soltado un “te voy preparando las llaves de mi casa”.