Karolina asegura que cuando las cosas no son como ella quiere “hay problemas, me gusta mandar y ser el centro de atención”. Es azafata de vuelo y le gusta mucho el mundo de la aventura, pero no encuentra quién le acompañe. Ha tenido una relación larga, pero no cuajó porque eran muy diferentes. Le gustaría encontrar a un chico tranquilo, caballeroso y son metas.
Dani, su cita, se considera una persona con bastante cabeza, que piensa las cosas dos veces antes de hacerlas, y muy sensible. Al ver a Karolina ha visto a una chica atractiva “tiene su morbo”. Ella le ha contado que es de Bulgaria, pero que lleva toda la vida aquí y vive en Alcalá de Henares, ciudad en la que él está estudiando. Ella al verle, no ha sentido ni frío ni calor “un chico normal, no me fijaría por la calle”.
Mientras miraban la carta, Karolina ha querido saber si su cita comía carne y él le ha dicho que sí, que comía de todo, pero que intentaba cuidarse “se te nota, tienes las cejas mejor que yo”. Él se ha interesado por los deportes de riesgo y le ha dicho que él la acompañaría a saltar en paracaídas “aunque me dan un poco miedo las alturas”.
Dani le ha contado que ahora estaba estudiando, pero que había estado trabajando desde los 18 años y que se iba a preparar las oposiciones para policía. Algo que a ella le ha encantado porque siempre ha querido tener un novio de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
En el amor, Karolina le ha contado que solo había tenido una relación de dos años y medio, igual que Dani. Ella estaba viendo en su cita a un chico guapo, pero que no era el macarrilla que ella estaba buscando. Los dos buscan una relación seria y ella le ha confesado que era muy celoso, algo que a él no le ha asustado “yo lo oculto, pero soy celoso”.
Dani le ha dicho que lo máximo que ha tenido sexo en una noche han sido tres veces y a ella le ha parecido muy poco “la noche es muy larga, da tiempo a 8 por lo menos”. Ella se define como una chica muy activa y pasional. En el reservado, han jugado con las Bolas del Amor y Karolina le ha dado un beso en el cuello, pero al ver que estaba dispuesto “a plantarme un morreo”, le ha frenado en seco.
Él sí quería repetir cita, pero ella le ha dicho que no le veía ni de pareja ni de noche loca, pero que, si la quería acompañar a tirarse de un paracaídas, ella estaría encantada.