Nadar con tiburones tigre: ¡Desafío conseguido!

cuatro.com 13/11/2011 22:40

Para llegar a Bahamas, Jesús debía realizar escala en Miami, allí se encontraría con el resto del equipo. Pero antes, aprovechando su estancia en Florida, hacemos una parada en los Everglades, unos humedales gigantes donde habitan diferentes especies de reptiles. Los más impresionantes y que más interesan a Jesús son los ‘aligatores’: Cocodrilos de enorme dimensión y con unas mandíbulas de acero. Es la primera toma de contacto con un animal de instinto depredador.

En el puerto de Miami, el equipo espera a Jesús. El ‘Shear Water’ es el barco en el que Jim, propietario y guía, llevará a todos a Bahamas, para nadar en aguas abiertas con tiburones.

Durante una semana, se realizan varias inmersiones, (cuatro en total), en las que se espera que Jesús, que es el buzo más inexperto, se acomode al entorno. Aunque dentro del equipo, todos son buzos profesionales, Jim es el único que conoce sobradamente el comportamiento de estos animales, es la pieza fundamental para que todo encaje y salga a la perfección.

Jesús, comienza la aventura preocupado. Primero porque en ese mismo barco, ya había ocurrido una desgracia. Un hombre había muerto al intentar bucear sin protección, y segundo, había un fallo con el equipo. Su máscara de comunicación era amarilla. Los tiburones se sienten atraídos por los colores fosforitos, y su cabeza sería un enorme punto que los tiburones querrían explorar. Los intentos por pintarla fueron en vano, y al final no quedó más remedio que sumergirse.

Las medidas de protección sin jaula eran escasas. Tras solo un palo para marcar territorio. Lo fundamental en estas actividades es la comunicación con el resto de compañeros, y no perder de vista a los tiburones. Para ello, Jim explica las tres reglas básicas e imprescindibles:

  1. No tocar nunca el cebo
  2. Siempre ponerse a contracorriente
  3. Trabajar al unísono para saber siempre dónde están todos los tiburones tigre.

Algunos imprevistos enturbiaron la misión. El más importante de ellos fue no chequear las cajas de carnaza y no darse cuenta que una de ellas estaba rota. Un tiburón se llevó por delante la caja y rompió la cuerda, que sujetaba el cebo. Toda la comida de esparció por el agua. Los tiburones se volvieron locos. Cargaban contra todo lo que veían, pues la comida estaba por todas partes. María se llevó el peor de los sustos. Un tiburón mordió su cámara.

El buceo final finalizó sin daños. Todos volvieron al barco, sanos y salvos. El desafío estaba más que conseguido.