Jesús Calleja descubre un barco romano hundido hace 2.000 años en aguas baleares

cuatro.com 02/01/2013 13:02

El último pecio (se llama pecio a cualquier barco hundido) que se había investigado en Mallorca fue en el 2001, ¡hacía más de 10 años! Aquel año los arqueólogos descubrieron un barco griego del siglo VI a.C. Estos yacimientos ofrecen una información muy importante a los historiadores, porque permiten saber cuáles eran las rutas comerciales, qué se transportaba en las bodegas, etc.

El problema es que en Baleares la mayoría de los pecios han sido expoliados, así que cuando los arqueólogos quieren hacer su investigación, se encuentran que han desaparecido las ánforas, y los objetos que no están enterrados por la arena. Nosotros hemos descubierto un barco romano, totalmente intacto, con cientos de ánforas, así que permitirá hacer estudios muy completos. ¡Este pecio es en sí mismo es un tesoro!

En Baleares se calcula que puede haber 2.000 pecios de todas las épocas. Estas islas estaban en el centro de la ruta entre la Península Ibérica y el resto del Mediterráneo. Durante miles de años los barcos atravesaban la ruta, como si fuera una autopista, pero muchos no llegaban a su destino. Por eso las Baleares son muy ricas en yacimientos arqueológicos subacuáticos.

A nosotros nos habían dado las coordenadas de un lugar donde se habían encontrado unos cuellos de ánfora. Eso hacía pensar que ahí había un yacimiento. Pero también podía ser una pista falsa, porque muchas veces esos cuellos se desplazan por el lecho marino cuando hay un temporal muy fuerte. Íbamos a montar un dispositivo super complejo, sin la seguridad de encontrar algo... eso le daba mucha emoción.

Tuvimos que tomar muchas precauciones. El patrimonio subacuático está muy protegido por la ley, no nos podíamos echar a bucear sin más ni más. Lo primero que hicimos fue conseguir un permiso oficial de Patrimoni Balear, que nos permitía realizar esta investigación arqueológica.

Después visitamos el Museu de Mallorca, donde nos explicaron el problema que sufren las Baleares con el expolio de esos barcos naufragados. Cada ánfora se vende en el mercado negro por 3.000 euros. También buceamos con la Guardia Civil, especialista en actividades subacuáticas, en el Parque Nacional de Cabrera, donde hay varios pecios. Cada vez teníamos más claro lo delicado de este desafío y las altas probabilidades de no encontrar nada.

Por si fuera poco las coordenadas donde teníamos que buscar marcaban una zona con una profundidad de 60 metros. Hasta los 45 metros de profundidad el buceo se considera recreativo, pero a partir de ahí cada metro aumenta el riesgo de sufrir narcosis y síndrome de descompresión, que pueden resultar fatales.

Durante días me entrené con mis amigos Óscar Espinasa y María March. Para mí fue como aprender a bucear de nuevo. Todo tenía que ser muy preciso, cada movimiento, cada situación, ya no valía bucear a lo loco. Al terminar el curso Óscar y María me hicieron un examen y al aprobarlo Óscar me dijo "ahora te considero un buzo". ¿Y antes qué era?

Estamos muy orgullosos de que tanto esfuerzo sirviera para encontrar este pecio. Ahora es trabajo de los arqueólogos estudiarlo y contarnos un poco más sobre nuestro pasado. Y por supuesto es responsabilidad de todos protegerlo y respetarlo.