Calleja, atrapado bajo tierra: "Esto es como una pesadilla, estamos enterrados vivos"

cuatro.com 28/09/2013 00:05

Hay un antes y un después para Jesús Calleja tras esta expedición. El 1 de septiembre 'Desafío Extremo' iniciaba su mayor y más peligroso reto con una expedición que podía pasar a la historia: internarse en las entrañas de la tierra en la sima Krúbera-Voronya en Abjasia, la más profunda del planeta -a -2.080 metros- y convertirse en el primer programa de televisión que grabase a esa profundidad. Lo que nadie podía imaginar era que el peligro no iba a estar en el laberinto subterráneo, sino en el exterior.

"Me asusta un poco", confesaba Jesús visualizando la sima desde el exterior a un día del descenso.

En un principio, el objetivo era descender por la cueva más profunda de la Tierra, sin embargo, al tercer día otro objetivo se convirtió en prioritario: salir sanos y salvos de una trampa provocada por una gota fría que descargó 50 litros por metro cuadrado, multiplicando por cuatro el caudal de agua filtrado al interior de la cueva. "¿Cómo se pueden complicar las cosas tanto en un momento?", se pregunta Calleja atrapado en el vivac 3, sin comida y sin gas.

Muchas de las galerías quedaron obstruidas por cascadas que caían con fuerza suficiente para impedir que nadie subiera por ellas. "Esto es como una pesadilla, estamos enterrados vivos", aseguraba Calleja visiblemente preocupado. La baja temperatura del agua y el hecho de que los torrentes que cayeron enredaron la cuerda de las rocas aflojando algunos de los seguros que la enganchaban a la pared, provocó que el equipo del programa permaneciera atrapado a -1.637 metros de profundidad.

"Nunca en mi vida había sentido esta angustia, creí que no llegábamos aquí", aseguraba Calleja al ascender al campamento 1.

Para salir, necesitaron seis días cuando en condiciones habituales el trayecto se hace en tres. Habían pasado nueve días bajo tierra y la tormenta ya había descargado, según estimaciones, entre 150 y 200 litros por metro cuadrado.

Calleja se emociona al reencontrarse con su hermano: "Pensé que jamás volvería a ver la luz del sol". Los espeleólogos de la expedición, que llevaban dos décadas trabajando en Krúbera-Voronya, aseguraron que nunca habían vivido algo parecido.