De poco sirvió a Antonio la ceremonia que los monjes budistas celebraron para desear suerte en su expedición. Antonio, más conocido como ‘molón’ o ‘molón de Castellón’ por sus compañeros comenzó esta tercera etapa de ‘Desafío Everest’ como líder de su grupo, el rojo.
Santi le cedió el brazalete a Antonio buscando a un líder con más carácter, "con más sangre", como dijo el mismo Antonio. Al final, resultó que al de Castellón le sobró carácter. Durante el trekking con los yaks, perdió los papeles y echó la culpa a sus compañeros de ser tan lentos. Algo parecido le había pasado anteriormente a su líder rival, Pablo.
El mal de altura afectó a Antonio más que a sus compañeros. Pese a ser el mejor preparado físicamente de su equipo, Pablo le superó con claridad en la carrera de relevos (y eso que no hizo uso de sus ayudas). Sin embargo, donde más perdió Antonio fue en el terreno anímico. Él mismo lo reconoció al dejar el programa: “No sé si es la altitud o qué, pero no estoy a gusto aquí. Éste no es mi sitio”.
Vuelve a casa uno de los ‘novatos’ más valorados por el público (el segundo más fuerte, según la encuesta de cuatro.com). Por lo menos tuvo la oportunidad de arreglar las cosas con su padre por teléfono en uno de los momentos más emocionantes del programa.
En el próximo programa Calleja y los aspirantes se acercarán al Monte Everest y sufrirán el intenso frío del Himalaya durmiendo en tiendas de campaña. ¿Quién crees que se apeará del sueño Everest?