La expedición parte desde la jungla del estado de Quintana Roo, en la Península de Yucatán, en México, la cuna de la civilización maya. Toda la selva está hueca, plagada de abismos, considerados en esta cultura como las puertas al inframundo. En este entorno, los aspirantes inician su convivencia y tendrán que sumergirse en las aguas de cenotes, donde tendrán que contar con ayuda de oxígeno complementario.
En la prueba final, para controlar la claustrofobia y el miedo al agua, los aspirantes deberán bucear por parejas a lo largo de 150 metros de estrechos túneles donde sólo se pueden asomar cuando haya una burbuja de aire.