Satélites de la NASA revelan que Pekín cuatriplicó su crecimiento urbanístico en 10 años

Noticias Cuatro 29/06/2015 12:59

Las nuevas carreteras, edificios construidas en Pekín ha incidido en el aumento de las temperaturas de invierno en alrededor de entre 3 y 4 grados Celsius) y la reducción de la velocidad del viento en alrededor de 2 a 7 mph (de 1 a 3 metros por segundo), haciendo que el aire de la ciudad este más estancado, sobre todo en el centro, la parte más antigua de la ciudad.

El estudio realizado por la Universidad de Standford, Palo Alto y Son Nghiem del JPL, utilizó datos de los satélites QuikScat para medir el alcance de los cambios en las infraestructuras para analizar la influencia en el clima, según ha publicado la web de la NASA.

"Los edificios ralentizan el viento bloqueando el aire, y a través de la creación de fricción", explicó uno de los responsables del estudio.

"Tienes temperaturas más altas debido a que el suelo cubierto reduce la evaporación, que es un proceso de enfriamiento". Carreteras y tejados calientan más durante el día más el suelo que la vegetación porque son más secos. El calor y el aire más estancado crean una cascada de consecuencias, como el aumento de la contaminación de ozono a nivel del suelo.

Los límites oficiales de la ciudad de Pekín encierran un área más grande que el estado de Connecticut, pero gran parte del suelo está sin urbanizar y probablemente lo seguirá estando - reservas naturales y montañas escarpadas, por ejemplo.

La capital china está lejos de ser la única ciudad del mundo cuya área oficial difiere de su presencia real.

Hay tantas definiciones de extensión urbana, tanto legislativas como administrativas," señaló Nghiem. "Para aprender cómo un cambio físico afecta el medio ambiente, no se puede utilizar una definición política arbitraria.

La realidad es lo que está ocurriendo sobre el terreno". El nuevo método permite a los investigadores identificar precisamente eso.

Utiliza técnicas avanzadas de procesamiento de datos en las mediciones del dispersómetro del satélite QuikScat de la NASA, un radar por satélite gestionado por el JPL que operó entre 1999 y 2009.

Al igual que todos los radares, QuikScat envía pulsos de microondas hacia la Tierra y graba las ondas recuperadas, en un fenómeno llamado retrodispersión.

La técnica de Nghiem toma ventaja del hecho de que las estructuras construídas por humanos producen una retrodispersión más fuerte que el suelo o la vegetación.

Cuanto más grandes o más altos son los edificios, más fuerte es la retrodispersión. Su método de procesamiento de datos mejora el "foco" de la imagen QuikScat de un tamaño de píxel de cerca de 25 kilómetros por lado a 1 kilometro por lado, lo que permite a los investigadores para capturar detalles en la escala de unas pocos manzanas de la ciudad.