Dennis Aabo Sorensen, que perdió la mano hacía nueve años, calificó la sensación de su nueva mano de "increíble", según publicó la revista científica estadounidense Science Translational Medicine.
Por primera vez, el paciente consiguió diferenciar con los ojos vendados una pelota de béisbol de una naranja, cuando hasta el momento percibía ninguna sensación y aplastaba o rompía los objetos que intentaba agarrar.
La prótesis está equipada con sensores que reaccionan a la tensión de los tendones artificiales y transformar en impulsos eléctricos las informaciones emitidas cuando un paciente manipula un objeto.
Las señales, convertidas en equivalentes de los impulsos nerviosos, son transmitidas a los cuatro electrodos implantados en los nervios periféricos del brazo.
Es la primera vez que los científicos logran una percepción sensorial en una prótesis biónica y abre una puerta para que estas se conviertan en sustitutivos más fiables de miembros amputados.
La intervención quirúrgica para instalar la mano fue llevada a cabo por un equipo de cirujanos y neurólogos en enero de 2013 en el hospital Gemelli de Roma, bajo la dirección del doctor Paolo Maria Rossini, que implantó los electrodos en la parte alta del brazo izquierdo del amputado.
Fueron necesarias tres semanas de ensayos antes de que la prótesis pudiera ser conectada a los electrodos por el equipo de Micera.
Después de la operación, los investigadores y el paciente 'testaron' la mano biónica durante una semana. Los electrodos fueron retirados un mes después, siguiendo la legislación europea sobre ensayos clínicos.
Según los investigadores, los electrodos podrían permanecer implantados y funcionar varios años sin dañar los nervios periféricos.
Un grupo de investigadores suizos, alemanes e italianos trabajaron conjuntamente en la fabricación e implantación de esta mano biónica en el hospital Gemelli de Roma, en Italia y se prevé que pueda comenzar a comercializarse en un periodo de entre cinco y 15 años.