Hallan relación entre forzamiento atmosférico, convección profunda, ventilación oceánica y secuestro de carbono

EUROPA PRESS 27/10/2016 16:57

El Mar Irminger, una pequeña cuenca oceánica entre Groenlandia e Islandia, es conocido por sus duras y extremas condiciones climáticas durante el invierno. Los cruceros de investigación que toman mediciones en el Atlántico Norte subpolar se hacen casi exclusivamente en verano, aunque la zona es particularmente interesante en la temporada de invierno por su activa convección.

Científicos del Centro Bjerknes para la Investigación Climática, en Bergen, Noruega, tomaron mediciones a bordo de buques durante el invierno en el mar Irminger en abril de 2015 como parte del proyecto SNACS financiado por el Consejo de Investigación de Noruega. Los resultados se publican en 'Nature Communications' por Friederike Fröb, un estudiante de doctorado en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Bergen y el Centro Bjerknes para la Investigación del Clima, con colegas de la Universidad de Bergen, Uni Investigación Bergen, la Universidad de Toronto y el Instituto Bedford de Oceanografía, los dos últimos en Canadá.

En comparación con el mucho más famos Mar de Labrador, donde casi todos los años se observa la convección profunda, la convección en el Mar Irminger es más rara y más variable en extensión y fuerza. Los datos de 2015 muestran capas mixtas registradas en invierno a 1.400 metros de profundiad, que por lo general se observan a 400 metros.

La última mezcla de invierno que se había producido a esa profundidad fue probablemente a mediados de la década de 1990, sin embargo, sólo hay evidencia indirecta; no hay mediciones directas disponibles de ese momento. A finales de la década de 2000, durante el invierno de 2007/08 y 2011/12, la convección a entre 800 y 1.000 metros fue observada por los flotadores Argo.

Con los nuevos datos recogidos en 2015, también se han determinado las concentraciones de oxígeno y carbono activo durante la convección.

Estos datos muestran que las concentraciones de oxígeno y CO2 antropogénico estaban ambos saturados con respecto a la atmósfera en la columna de agua superior, lo que dio lugar a una reposición de los niveles empobrecidos de oxígeno a media profundidad, así como el secuestro de grandes cantidades de carbono antropogénico en el océano profundo.

TRIPLICADO EL ALMACENAMIENTO DE CARBONO POR CAMBIOS EN EL SISTEMA CLIMÁTICO

En comparación con los datos históricos de cruceros de investigación en 1997 y 2003 que cubrieron el mismo transecto que el crucero realizado en 2015, la tasa de almacenamiento de carbono antropogénico casi se triplicó en respuesta a la gran variabilidad en el sistema climático físico. El principal motor de ese evento convectivo extremo en 2015 fue el fuerte flujo de calor de la columna de agua, una consecuencia de los vientos excepcionalmente fuertes que se desarrollaron ese invierno alrededor de la punta sur de Groenlandia.

El invierno de 2014-2015 también fue el más frío registrado en el Atlántico Norte, un fenómeno conocido como gota fría, que se ha vinculado a una reducción de la circulación de retorno del Atlántico Meridional como consecuencia del aumento de la escorrentía de agua dulce por la fusión de hielo de Groenlandia y el Ártico, lo que eleva la estratificación del océano.

Aunque no se pueden usar observaciones de un evento extremo durante el invierno para rechazar una hipótesis que se basa en tendencias a largo plazo, las predicciones del modelo de clima global se ven definitivamente desafiadas. La capacidad o la falta de las mismas para resolver los fenómenos atmosféricos a pequeña escala, como los que hay en el Mar Irminger, podrían ser de mayor relevancia de lo previsto para simular procesos convectivos en el Atlántico Norte.

En general, las observaciones de cruceros revelan el vínculo fuerte y directo entre el forzamiento atmosférico, la pérdida de calor oceánico, la ventilación y el almacenamiento de carbono antropogénico en el Mar Irminger. Además, los datos muestras la necesidad recoger más datos de manera continua en áreas remotas también durante las temporadas duras, lo que permite estudiar procesos naturales muy variables, así como el impacto del cambio climático antropogénico sobre la biogeoquímica del océano.