Cuando la estadounidense Lisa Sarber Aldrich fue a la pastelería 'Meijer' (Michigan, Estados Unidos) a comprar una tarta, encargó a una de las empleadas que escribiesen un mensaje en ella donde pusiese 'Happy Birthday Mandy'. Tras esperar un rato largo, la empleada volvió con la tarta en las manos; antes siquiera de echar una ojeada al resultado, Lisa dio las gracias a esta empleada con una sonrisa.
Tras mirar la tarta, vio que el mensaje había sido escrito con poco esmero, de forma simple, casi infantil, pero no le dio importancia. Al contrario, pensó que quedaba gracioso y que los que lo viesen se reirían. Así lo relata Lisa en su cuenta de Facebook.
Sin embargo, a los empleados de la tienda no pareció resultarles tan gracioso. Cuando vieron la tarta, empezaron a hacerle fotos y a llamarse unos a otros emocionados, al gerente incluido.
Resulta que la empleada a la que Lisa pidió el encargo tiene autismo, y nunca antes había realizado una tarea así, ya que realizarla resulta para ella un esfuerzo mucho mayor que para el resto; sin embargo, puso toda su atención e ilusión en hacerlo lo mejor posible.
Emocionados y muy contentos, todos los empleados de la pastelería agradecieron a Lisa la sonrisa y gratitud que había mostrado a la chica, aún antes de saber que tenía autismo, ya que ese pequeño gesto debió de significar mucho para ella.
Cuando Lisa volvió a casa escribió en Facebook lo que había pasado, reflexionando sobre cómo la amabilidad 'hace el mundo mejor', sin saber que esta historia trascendería y se haría viral.
La historia, confirmada por la pastelería 'Meijer', no es ninguna estrategia de marketing, como algunos escépticos han creído, sino un hecho real como tantos otros que suceden diariamente por el mundo y que demuestran que son precisamente estos pequeños gestos los que hacen del mundo un lugar un poquito mejor.