Veintidós grupos de investigación experimentan en el animalario de la UC, que dispone de 4.000 ejemplares

EUROPA PRESS 03/08/2017 16:10

Un total de 22 grupos de investigación utilizan el Servicio de Estabulación y Experimentación Animal de la Universidad de Cantabria, que dispone de más de 4.000 ejemplares en las instalaciones de la Facultad de Medicina, la mayoría de ellos ratones (3.900 de media), pero también ratas (90), gallinas (13) y dos camaleones, que llegaron recientemente a estas dependencias procedentes de otro centro de investigación extranjero.

El SEEA del campus, creado en 2004 y que dispone de 2.000 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, puede llegar a albergar más especies, como oveja o cerdo. Se complementa con otro espacio de 400 metros cuadrados en el IBBETC, el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, que acoge de media 950 ratones y 50 ratas, en este caso libre de gérmenes o patógenos, ya que todo lo que entra aquí debe estar esterilizado. "Es una burbuja".

Mientras, el animalario de Medicina es "convencional" y se hace investigación "básica". Está abierto las 24 horas del día, siete días a la semana, para académicos e investigadores (de instituciones públicas o entidades privadas).

En los últimos años se ha utilizado el recinto para el desarrollo de 40 proyectos -en áreas como la embriología, inmunopatología, biología celular, neurobiología, oncología o cirugía- pero "ninguno" de ellos ha sido "severo" con los animales con los que se experimenta, a los que no les hace "cosas extrañas" ni se les causa "dolor innecesario", sino que se les trata de la "mejor" manera posible.

Y se hace así porque esto es "bueno" para los ejemplares y, también, para el resultado de investigaciones que son "muy punteras y sofisticadas" y, también, "carísimas", ya que instalaciones como animalarios equivalen a "un hotel de cinco estrellas", al estar controlada la temperatura, humedad o alimentación de sus inquilinos.

ES NECESARIA LA INVESTIGACIÓN CON ANIMALES

Pero "la investigación con animales es necesaria", ha defendido este jueves el director técnico del Servicio de Estabulación y Experimentación Animal, Javier García, durante una visita a las instalaciones realizada por los medios de comunicación, en la que también ha participado el vicerrector de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la UC, Javier León.

Con motivo de esta iniciativa, enmarcada en la adhesión de la UC al Acuerdo de Transparencia sobre el Uso de Animales de Experimentación a propuesta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), García ha reivindicado la "necesaria" experimentación con animales de manera regulada y reglada, para contribuir al desarrollo de la sociedad, al seguir ampliando conocimientos sobre mecanismos que inciden en la salud o el desarrollo de enfermedades y tratamientos. "Si no, la medicina estaría como a principios del siglo XX", ha apuntado León.

Así, aunque se han ido introduciendo métodos alternativos, una parte importante de las investigaciones, como el área de la biomedicina -por ejemplo el estudio de la metástasis del cáncer y su curación- requieren el uso de modelos animales, algo que en Europa y España está regulado -debe ser autorizado, en este caso por la consejería competente- y es supervisado, además, por comités de ética.

EL MALTRATO EN LA EXPERIMENTACIÓN, UNA LEYENDA URBANA

De este modo, tanto el director del animalario de la UC como el vicerrector de Investigación han desmentido el "mantra" o "leyenda urbana" de que se maltrata a los animales cuando se experimenta con ellos, una "creencia popular" que va "en el mismo paquete" que otras, como que los móviles causan cáncer, han comparado.

El animalario de la UC, costeado en un 80% por los presupuestos de la institución académica y el 20% restante por aportaciones de los usuarios, supone un "apoyo" para la investigación y la docencia, cuenta en su espacio en la Facultad de Medicina con laboratorios y zonas de alojamiento de los animales, que deben proceder en su totalidad de centros registrados.

Uno de los aspectos más importantes de cara a la experimentación es la genética, y en este sentido una de las premisas básicas en estos lugares es minimizar al máximo las variables incontroladas. Así, por ejemplo, las líneas o códigos genéticos de los ratones están tipificados, debido a que se realizan cruces muy concretos (por ejemplo, entre hermanos en los de color negro) durante varias generaciones (hasta 20), que hace que el 99% de sus genes sean iguales en todos ellos.

Esto sirve para estudios y experimentos sobre trasplantes, al ser una línea muy versátil (se usa como "fondo genético) y también tipificada, de carácter consanguíneo, una de las más de medio millar que existen así en ratones de todo el mundo, dentro de un total de más de 5.000 líneas distintas en esta especie

Por contra, en las ratas alojadas en estas instalaciones cántabras no se realizan estos cruces entre hermanos, ya que en este caso la finalidad es simular una población -es decir, que no se parezcan unos ejemplares de otros- para probar en ellos, por ejemplo, fármacos contra la depresión.

La evolución de estas patologías y los tratamientos que se aplican también se analizan en lo que se denomina 'campo abierto', una especie de cajón de madera donde se depositan los animales que, si están deprimidos, tienden a ubicarse en las esquinas, mientras que si no lo están, su comportamiento es aleatorio.

También se estudia la sociabilidad de estos animales, al dejarlos en un compartimento en los que se introducen cilindros transparentes con otro ejemplar en su interior. Así, si la rata en cuestión -especie social y familiar- se aleja, puede indicar la presencia de trastornos como la esquizofrenia o autismo, ante los que se aplican tratamientos para combatirlos.

En el caso de las gallinas o camaleones (de estos últimos hay dos ejemplares, macho y hembra) se usan sus huevos fecundados para estudios en embriología, para analizar y conocer cómo determinados genes realizan su función.

QUIRÓFANOS

Cuestiones como éstas se analizan en los siete laboratorios del SEEA, que además cuenta con tres quirófanos, un preoperatorio y un postoperatorio. Estas últimas instalaciones -aptas para ovejas y cerdos- se usan poco en la actualidad, por cirujanos en activo para técnicas de perfeccionamiento o cursos de formación avanzada.

Hace años, en las décadas de los 80 y 90, se utilizaban más, a diario, y también con perros, para la investigación en trasplantes. Una línea que ya terminó -gracias a la cual ahora en el Hospital Valdecilla se hacen trasplantes "como rosquillas", ha destacado García- y debido también al "impacto social" que tienen la experimentación con canes.

A ello se suma el tema de la financiación, que en palabras del director del animalario está "muy estrangulado", lo que hace que en la Facultad de Medicina haya unos 4.000 ejemplares cuando ha habido más de 6.000, aunque también, en los momentos "más bajos" de la crisis, se contabilizaban unos 3.000.

Optimista, el director del SEEA cree que se está "remontando" en esta materia, ya que el número de ejemplares se mantiene o incluso está aumentando "ligeramente".