Los fundadores de la marca pretender acercar la llamada 'moda sin prisas' o 'slow fashion' a los jóvenes, al tiempo que buscan defender la fabricación artesanal y de calidad que genera un menor impacto medioambiental y fomenta el consumo responsable de productos de los que se conoce su origen.
Las mochilas se elaboran a mano con cáñamo, una fibra textil tradicional de este país y una de las más antiguas de la humanidad. Además, en la producción intervienen 10 familias en riesgo de exclusión social que trabajan los tejidos, la confección y el etiquetado de los productos, con lo que la marca busca contribuir a la conservación del patrimonio y la cultura del país, mientras se favorece la creación de empleo digno.
Los fundadores, todos universitarios menores de 25 años, proceden de Madrid, Cataluña, Valencia, Irún y Burgos y tienen como objetivo demostrar que "la moda sostenible también puede ser atractiva y accesible para los jóvenes".