La organización denuncia que los animales son "maltratados de forma continuada", permaneciendo "en jaulas de cemento pequeñas", y que "muchas veces se les fuerza a entrar en el cuarto dormitorio a base de agua a presión con mangueras". La denuncia partió de una cuidadora, Melanie Lustig, que se marchó del zoo por el trato que se les daba.
En concreto, Proyecto Gran Simio denuncia la situación del gorila King, que, "de vez en cuando, es utilizado para espectáculos circenses" y de Mei, la orangután "abandonada en una sucia jaula", que "pasa las horas mirando a la pared sin ningún entretenimiento medioambiental y sin salir al exterior".
Proyecto Gran Simio advierte de que este trato, al que se refiere como "ejemplo bárbaro de siglos pasados", es "habitual en muchos centros zoológicos". Por ello, propone que todos los zoológicos se reconviertan y se traslade a los grandes simios y al resto de animales a santuarios.
"Zoológicos como Monkey Jungle existen en muchos lugares del mundo y ya es hora de que a nivel global este tipo de espectáculos dirigidos a la sociedad civil se cierren", subraya el presidente internacional de la organización, Pedro Pozas, para aclarar que los zoos "no son educativos ni sirven como recurso para la conservación de animales en peligro de extinción".
Proyecto Gran Simio lucha por los derechos básicos de los grandes simios, está en contra de su cautividad y cree que se debe considerar a estas especies como Patrimonio de la Humanidad para su protección. Además, pide que se apruebe una Declaración de los derechos de los grandes simios en Naciones Unidas.