La investigación comenzó en julio tras el robo en la fábrica, ocurrido de noche cuando un grupo de hombres con la cara tapada y armas cortas entró por la puerta de atrás utilizando la llave.
La persona que abrió la puerta era un extrabajador de la compañía, que tomó muchas precauciones para no ser reconocido, como taparse la cara con un casco de moto y el cuerpo con una chaqueta, aunque minutos antes fue registrado por una cámara del lugar a cara descubierta.
El grupo subió a la tercera planta y encontró al único trabajador que había en ese momento, a quien golpearon y amenazanno con las armas, ataron de pies y manos con bridas y le taparon la boca con cinta americana.
Le quitaron las llaves, rompieron a patadas una puerta de madera y accedieron a la caja fuerte, pero abandonaron la empresa precipitadamente al escuchar que llegaba la policía, que había sido alertada por un vecino.
El testigo había visto en las inmediaciones de la empresa una furgoneta gris y a sus ocupantes en actitud nerviosa y vigilante, lo que le hizo sospechar.
Tras tres meses de investigación, en coordinación con el juzgado de instrucción de Esplugues, los agentes consiguieron identificar al cerebro del robo y al resto de autores, un total de siete personas.
El presunto cerebro ya había sido detenido en 2006 por un delito contra la salud pública y otros de asociación ilícita, tráfico de armas, municipio y explosivos.
De los siete identificados, los Mossos detuvieron a tres de ellas y el resto quedó denunciado penalmente, a la espera de ser citados por el juez.
Uno de los detenidos quedó en libertad tras declarar en sede judicial y los otros dos pasaron a disposición del Juzgado de Guardia de Esplugues, que decretó el ingreso del cabecilla y la libertad con cargos para el otro.