"La Puerta de la misericordia abierta en todas las catedrales y en los santuarios ha consentido que los fieles no encontraran los obstáculos que impedían a los fieles experimentar el amor de Dios", ha señalado durante un encuentro en el Vaticano con los organizadores y colaboradores del Año jubilar.
Así, ha comentado que la decisión de instituir el Año de la Misericordia fue en verdad una "simple intuición". Además, ha reconocido que nunca habría pensado que "el Señor lo convirtiera en una realidad y que, sobre todo, se pudiera celebrar con tanta fe y alegría en las comunidades cristianas esparcidas por el mundo".
El Pontífice, que ha dado las gracias a todos los que de alguna manera han participado y ayudado para el buen resultado, ha asegurado que ha sido un Año denso, lleno de iniciativas en toda la Iglesia, "donde se ha podido ver y tocar con la mano los frutos de la misericordia de Dios".
"Ha sucedido algo verdaderamente extraordinario que ahora es necesario incluir en la vida de cada día para convertir la misericordia en un compromiso y un estilo de vida permanente para los creyentes", ha expresado.
Por ello, ha agradecido a las instituciones, fuerzas del orden, voluntarios y organizadores su "compromiso", que según ha señalado, ha sido expresado "no solo en el trabajo cotidiano" sino también en el "servicio de misericordia" dado a los millones de peregrinos que han llegado a Roma. "Si tú quieres obtener misericordia, debes tú mismo ser misericordioso", ha instado finalmente.