El Papa Francisco reza postrado sobre el pavimento de la Basílica de San Pedro
EUROPA PRESS
30/03/201819:30 h.Ataviado con los paramentos el Pontífice, que esta noche se dirigirá al Coliseo para presidir el Vía Crucis, ha orado de manera intensa y silenciosa. Al final, dos ceremonieros han ayudado al Papa para levantarse.
Por su parte el predicador papal, el padre Raniero Cantalamessa, que como es habitual dirigió la homilía, mientras el Papa permaneció en silencio, ha reflexionado sobre la omnipresencia del Crucificado en las iglesias, en los altares y en cualquier lugar frecuentado por cristianos.
Además, ha recordado que en la Iglesia católica este año los jóvenes serán protagonistas con el Sínodo de obispos que se celebrará el próximo mes de octubre. "Justamente nos esforzaremos en este año por descubrir qué espera Cristo de los jóvenes, qué pueden dar a la Iglesia y a la sociedad. Lo más importante, sin embargo, es otra cosa: es hacer conocer a los jóvenes lo que Jesús tiene que aportarles. Juan lo descubrió estando con él: vida en abundancia, alegría plena", ha especificado.
Asimismo, ha alertado de los peligros que encierra el mundo actual al señalar que "mezclarse con este mundo del sufrimiento y de la marginación es, paradójicamente, el mejor modo de separarse del mundo, porque es ir allá donde el mundo evita ir con todas sus fuerzas, es separase del principio mismo que rige el mundo, es decir, el egoísmo".
Dirigiéndose directamente a los jóvenes, les ha pedido "ir a contracorriente". "Es necesario prepararse para donarse totalmente uno mismo a otra criatura en el matrimonio, o a Dios en la vida consagrada, empezando por donar el propio tiempo, la sonrisa y la propia juventud en la familia, en la parroquia, en el voluntariado", ha agregado.