Así lo ha reclamado durante la audiencia general de este miércoles 3 de agosto, la primera tras la pausa estival de julio. "Que las Olimpiadas animen a dar la buena batalla, terminar juntos la carrera, deseando conseguir como premio no una medalla sino algo más precioso, la realización de una civilización en la que reina la solidaridad", ha señalado Francisco, que también ha saludado a 65 niños refugiados de Eritrea y Siria presentes durante la catequesis semanal.
El Papa les ha invitado a "terminar juntos la carrera" y ha expresado su deseo de que "en un mundo con sed de esperanza y de paz" se pueda crear una nueva sociedad basada en el reconocimiento de que todos los seres humanos son miembros de una única familia humana, independientemente de la cultura, del color de la piel o la religión.
Además, se ha dirigido a la sociedad brasileña para que con "su alegría y característica hospitalidad organicen la fiesta del deporte", los Juegos Olímpicos. "Deseo que esta sea una posibilidad para superar momentos difíciles y hacer trabajo en equipo para la construcción de un país más justo", ha concluido.