Mattia Del Zotto habría planeado los asesinatos y fue ejecutando su plan paulatinamente, según ha publicado Il Corriere della Sera.
Según la investigación que ha durado dos meses, el joven compró el metal mortífero y comenzó a matar:
Los primeros fueron la tía Patrizia, de 63 años y el abuelo del joven, un anciano de 94, asesinados el pasado 2 de octubre.
Pocos días después, el 13 de ese mismo mes moría la abuela, de 91 años. Todos envenenados con sulfato de talio suministrado por vía oral, de acuerdo a la investigación policial.
A mediados de noviembre, Mattia Del Zotto, volvió a la carga y lo intentó con sus abuelos materno, marido y mujer, de 83 y 81 años. Además, del padre del homicida, todos ingresados con síntomas de envenenamiento por talio.
Las sospechas de homicidio premeditado
En una primera fase, los agentes creyeron en un envenenamiento accidental después de que los fallecidos pasaran unas semanas en la casa del pueblo, donde pudieron entrar en contacto con un raticida, que contiene la sustancia tóxica.
Se hipotizó en el excremento tóxico de las palomas, del agua del pozo que bebían. Sin embargo, un hallazgo desencadenó las primeras sospechas.
En la casa del pueblo los investigadores encontraron rastros de talio en las hierbas desmenuzadas que usaban los ancianos fallecidos para hacerse tisanas y que estos guardaban en un bote.
Esto dio un vuelco a la investigación y los agentes comenzaron a barajar la hipótesis de homicidio premeditado.
La pista llevó a sospechar del joven y de ahí a la prueba más contundente: El nieto de los ancianos asesinados, tenía una factura de la compra online de talio, adquirido en una empresa de Padova, al noreste de Italia.
Los investigadores ignoran las razones que expliquen la furia homicida de Mattia Del Zotto, ya detenido. La investigación se mantiene abierta.