La difícil tarea de ser mujer y científica en España: "No te valoran igual que a un hombre"

Ana B. Santaella 18/03/2018 17:13

Las carreras de ciencias hace mucho que dejaron de ser cosa de hombres. Los grados catalogados en ciencias tienen unas cifras equilibradas respecto a los hombres y mujeres matriculados (49,7% mujeres y 50,7% hombres). Pero aunque 'a priori' ambos sexos gozan de las mismas oportunidades, el problema de las mujeres científicas se encuentra unos escalones más arriba. “Si queremos continuar después de la tesis es complicado por la financiación, pero para una mujer es el doble de difícil que para un hombre o para una mujer sin hijos”, confiesa Elisa Fernández Núñez, técnico superior especializado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Al igual que en otras muchas profesiones, ser mujer puede suponer no aspirar las mismas oportunidades que tus colegas masculinos. “No se te valora igual que a un hombre”, afirma Fernández Núñez y apunta a la conciliación familiar como el problema principal de la falta de mujeres en los puestos altos de las investigaciones.

Casada y madre de dos hijos, esta científica confiesa que “es complicado hacer carrera siendo mujer y madre” y aunque admite que “algo se está haciendo”, en referencia a conseguir una igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres investigadores, es “muy triste” que todavía haya una mayoría aplastante del género masculino, (64,2 hombres frente al 35,7 de mujeres).

"NO LES HACE GRACIA QUE TE COJAS UNA BAJA MATERNAL"

Coincidiendo con su “edad reproductiva”, las mujeres científicas ven truncadas sus carreras a la hora de tener hijos. “Les preocupa que te quedes embarazada […] no les hace gracia que te cojas una baja maternal”, afirma Fernández Núñez.

Desde el inicio de los estudios de grado, las mujeres son conscientes de que si deciden formar una familia tendrán muy difícil, por no decir imposible, aspirar a obtener su puesto soñado. Respecto a su futuro profesional, esta trabajadora del CSIC admite que le gustaría seguir desarrollando su carrera como científica, pero confiesa que le va a resultar “más difícil que a otros hombres o a mujeres sin hijos” y no ve posible llegar a su objetivo de éxito laboral hasta que no pasen al menos “10 años”.

“Al final, ves como que quieras quedarte embaraza es un problema”, afirma Carolina Martín Bravo, bióloga molecular. “El que tú pares o te pidas una excedencia para cuidar de tus hijos supone recibir malas caras y que luego te lo reprochen todo el rato”, sostiene Martín Bravo.

A la hora de conseguir un contrato de trabajo, los hombres siguen siendo los grandes afortunados. “Sí que se te dan las mismas oportunidades tanto si eres mujer como si eres hombre, pero si hablamos a la hora de contratos, sobre todo si estás en edad de tener hijos, es difícil”, admite la bióloga, quien apunta a una diferencia clara de reacciones a la hora de anunciar que se va a ser madre o padre. “En ciencia si un hombre dice que va a ser padre la respuesta es “¡qué bien!”[…]. En el caso de una mujer es diferente, hasta el punto de tener que ocultarlo hasta que te hayan renovado el contrato”, lamenta.

Ser mujer y poder aspirar a liderar una investigación parece por lo tanto tarea imposible. “Cuando tú piensas en ascender, en llevar un laboratorio, o liderar una investigación, ahí es todavía más difícil”, sostiene Martín Bravo.

"PROBLEMA DE BASE"

Dentro de las carreras de ciencias, los grados de salud son los que gozan de un mayor número de mujeres con un 70,4% de matriculadas, frente a un 29,6 % de hombres, lo que contrasta con las cifras de carreras como arquitectura e ingeniería, donde el 77% de los alumnos son hombres y tan solo un 23% es cosa de mujeres.

Los fuertes estereotipos sociales a la hora de escoger una carrera universitaria “de hombres” o “de mujeres” siguen marcando los planes de futuro de muchos estudiantes jóvenes que no se ven reflejados en una profesión que parece ser solo cosa de un sexo.

Para Fernández Núñez, el problema de la escasez de mujeres en dichas materias resulta “un problema de base”. “Hay que intentar inculcar a las niñas que eso no es verdad [que no puedas estudiar ciertos grados por ser mujer]”, aclara la científica.

Desde Inspiring Girls, señalan que las etiquetas sociales y la falta de información juega un papel muy importante a la hora de motivar a las más pequeñas a estudiar carreras de ciencias. “Ellas [las estudiantes jóvenes] ahora reciben mucha información, y muchas veces información negativa”, afirma Paula Gómez de la Bárcena, miembro de la organización. “Tienen una percepción de la mujer que se dedica a una carrera de ciencias totalmente equivocada. Siguen pensando que la científica es una señora rara con gafas de culo de vaso encerrada en un laboratorio”, añade.

La falta de referentes es un elemento esencial a la hora de motivar a la jóvenes estudiantes a embarcarse en grados en los que "no se ven reflejadas", sostiene Gómez de la Bárcena, y señala a la falta de visibilidad de las mujeres científicas como causa principal.

“Al final siempre tiendes a identificarte con tu propio sexo”, detalla Martín Bravo. “Si eres mujer y piensas que te gusta la ciencia y luego ves en la televisión que todo lo que sale de ciencia, lo protagonizan hombres es lógico que pienses a esto no puedo llegar o esto no es para mí”, agrega.

Por si la profesión científica no fuera lo suficientemente sacrificada, la falta de autoestima, los fuertes estereotipos y la autolimitación familiar siguen siendo los grandes obstáculos con los que luchan diariamente las mujeres científicas en nuestro país.