Marquel Brumley empezó a sufrir migrañas y ataques de tos el pasado febrero, pero los médicos le confirmaron que se trataba de un resfriado y le recetaron un antiinflamatorio común que no necesitan receta.
Sin embargo, los síntomas empeoraron: los dolores de cabeza aumentaron, la cara del joven empezó a hincharse notoriamente y perdió el movimiento en todo el lado izquierdo de su cuerpo. Tras esto, los especialistas decidieron someterle a una resonancia magnética el cinco de marzo, que reveló que Marquel padecía sinusitis.
Al no haber sido interceptada a tiempo, la infección se había desplazado hasta el cerebro, dejando graves coágulos de sangre que restringían el flujo sanguíneo y aumentaban la presión sobre éste órgano.
Tras averiguar la afección que realmente padecía el joven, le trasladaron a otro hospital más grande donde le realizaron una cirugía cerebral. Así, extrajeron el líquido que se estaba acumulando en el lugar de la infección y posteriormente le administraron antibióticos por vía intravenosa, ya que fue imposible eliminar la infección por completo durante la cirugía.
Sin embargo, Marquel no despertaba y los médicos descubrieron que su presión cerebral era del 50% cuando debía ser de menos del 10%. Su cerebro no estaba recibiendo el oxígeno suficiente y fue declarado muerto por los especialistas.
Su madre ha explicado a Daily Mail cómo ha sido todo el proceso, alegando que Marquel estaría vivo si los médicos hubieran descubierto antes lo que padecía. “Es increíble. Llevé a Marquel al médico para que nos ayudara. Pensé que él tenía lo que ellos le diagnosticaron. Después de la operación pensé que iba a estar bien, pero nunca volvió a levantarse. No estoy bien. Al menos él salvará la vida de siete personas a través de la donación de órganos”, explica su madre.
La familia del joven ha creado una página de GoFundMe en la que aceptan donaciones para cubrir los gastos médicos y del funeral de Marquel.