Un bebé de siete meses ha estado a punto de morir ahogado en una piscina cuando su flotador se dio la vuelta sin que nadie se diese cuenta. Un total de 46 segundos fueron los que pasaron hasta que una de las cuidadoras se percató de que el niño se estaba ahogando.
Tras sacarle, se lo llevaron corriendo a su madre, que se había ausentado durante unos minutos para ir a comprar leche a un local cercano. La madre asegura que, cuando le entregaron al bebé, este tenía los labios morados.
El niño fue trasladado al hospital de Quanzhou, en China, de forma inmediata por su propia madre, que está preocupada por las posibles lesiones en sus pulmones o las consecuencias de una falta de oxígeno en el cerebro.
Según explica The Daily Mail, ahora mismo el local está cerrado, ya que se está investigando quién es el responsable.