Su padre se avergonzaba de que le vieran con ella en público debido a su obesidad

Informativos Telecinco 25/11/2016 23:54

Maddy Ghorob, de 29 años, natural de Los Ángeles, EEUU, se describe a sí misma como una víctima de una dieta "ridícula" desde que era una niña. Sus malos hábitos alimentarios le llevaron a pesar hasta 133 kilos, o dicho en sus propias palabras, "a pesar lo mismo que un pequeño elefante".

Describe la que era su realidad con crudeza, pero con la seguridad y el coraje de quien ha superado los obstáculos que se pusieron en su camino para convertirse después en una persona más fuerte, madura y con confianza en sí misma.

Había veces en las que "quería morir", admite, relatando las dificultades que encaró debido a su obesidad. En el colegio, cuenta que sufrió acoso escolar, aunque se perdió muchas de las clases que impartían por el mero hecho de no poder caminar hasta el centro educativo. Más allá, explica que llegó a hacer búsquedas en Google para rastrear las imágenes de los restaurantes a los que iba a ir antes de presenciarse en ellos, con el fin de comprobar si los asientos que tenían en el establecimiento eran lo suficientemente grandes como para que pudiera sentarse.

Y es que Maddy, "desde que tenía seis años ya comía alrededor de 2000 calorías diarias", en su mayoría, procedentes de una comida típica y habitual en su familia de origen iraní: la lengua de vaca, alimento que describe, frivolizando, como "la forma más deliciosa de conseguir instantáneamente una enfermedad cardiaca". "Cuando era pequeña me encantaba y tomaba dos o tres al día", afirma, volviendo la vista atrás.

Por aquel entonces sufría de hipertensión, síntomas pre diabéticos, apnea del sueño, colesterol alto, problemas de hígado y la vesícula biliar, migrañas continuas debido a la falta de oxígeno, además de ciática y frecuentes dolores de espalda.

Fue en este estado en el que su propio padre le dijo que se avergonzaba de ser visto en público con ella: "No porque estés gorda, sino porque tu peso le enseña a las demás personas que no te preocupas por ti misma y no valoras tu cuerpo o tu vida", le especificó.

Pese a que muchos, con motivo, considerarían sus palabras como un acto de crueldad, para Maddy fue lo que la espoleó a iniciar el que sería su increíble cambio.

Tomando cartas en el asunto, se sometió a una cirugía y empezó a cuidar su alimentación, así como su modo de vida, orientándolo hacia un camino más saludable que terminó por concluir con una extraordinaria pérdida de peso de 57 kilos.

Ahora, luce una figura que la hace casi irreconocible, y hay quien incluso la compara con Kim Kardashian, algo que ha hecho que muchos chicos se acerquen a ella a piropearla, lo que describe como una sensación "extraña", pero a la vez "divertida".

No obstante, su evolución va mucho más allá de lo físico, y ensalza por encima de todo su crecimiento personal: "Soy más feliz, más segura, más social, más activa, y más divertida", asegura orgullosa.