Una inocente broma entre amigos ha costado caro a un joven de 13 años. El adolescente se encontraba junto a dos chicos y cuatro chicas en un local de comida rápida cuando decidió introducir un trozo de patata frita en una pajita y dispararla.
Su supuesta mala puntería hizo que el tubérculo terminara dando en la cara a otra clienta del loca. La mujer, molesta por lo ocurrido, llamó a la policía y los agentes detuvieron al joven. Tras varios meses de investigación, se ha imputado al menor por un delito de agresión por “usar una pajita para disparar una patata frita, golpeando a la mujer en la cara”, tal y como publica The Sun. Junto a él, también fueron denunciados dos de sus acompañantes.
Tras celebrarse dos audiencias con magistrados, el autor de los hechos y otro de los jóvenes terminaron declarándose culpables y aceptaron una sanción económica. El tercero, en cambio, está a la espera de juicio porque quiere demostrar su inocencia.
La madre del agresor no ha dudado en declarar que el caso ha sido una pérdida de dinero y ha insistido en que su hijo tiró la patata para darle a un amigo, no a la mujer. “Es ridículo, he intentado meter una patata dentro de una pajita de McDonalds y no cabe”, ha afirmado.