Los padres de Laura Willmott no quieren que esto vuelva a ocurrir y alzan su voz contra el sistema que dejó morir a su hija adolescente que sufría anorexia porque alcanzaba la edad legal para tomar sus propias decisiones. Un sistema que le permitió a Laura rechazar el tratamiento para superar la anorexia que venía padeciendo desde hace cinco años, que le permitió decidir no seguir con el tratamiento ni ver siquiera a su médico de cabecera.
Laura Willmott, de 18 años, murió en su casa de daño cerebral después de un infarto cuando su cuerpo ya no aguantó más y apenas pesaba 32 kilos. La joven llevaba luchando contra la anorexia cinco años y recientemente había ingresado en el Frenchay Hospital, en Bristol (Reino Unido), porque pesaba tan poco que ya no podía ni caminar. Sin embargo, once días después Laura era dada de alta, para sorpresa de su familia, ya que los médicos creyeron que gozaba de una "buena forma física" para volver a casa.
Según recoge DailyMail, los padres no tuvieron nada que decir porque la joven alcanzaba la edad legal para tomar sus propias decisiones ya que era mayor de 18 años. Así, la joven, que quería estudiar para enfermera, decidió morirse de hambre y se negó a ver a su médico de cabecera, lo que provocó su muerte de un ataque al corazón apenas unas semanas más tarde.
Un año después de su muerte, la familia vive en la más profunda tristeza, exige que no se vuelva a dar un caso como el de Laura Willmott y que el sistema no vuelva a fallar a nadie como lo hizo con su pequeña. Su madre, Vickie Townsend, ha pedido un cambio de política: "Laura quería ser enfermera y estoy segura de que algo positivo podría salir de su experiencia". En esta línea, "habría que revisar las deficiencias o fallos en la política de atención de las personas con anorexia".