El increíble viaje que hace una profesora a diario para dar clase a su único alumno en Lima

Noticias Cuatro 07/07/2018 16:56

Shongohuarco es un poblado donde viven 100 personas repartidas en 40 viviendas. Es tan pequeño que no tiene ni luz, ni comisaría, ni centro médico. Pero sí hay una iglesia y un colegio. Allí es hacia donde se dirige María.

Siendo la única profesora del centro, María se levanta a las 4.00 am, deja el desayuno y la comida preparada a sus cinco hijos y sale de casa a las 5.30 horas. El mini bus la deja en Huayllampo y luego camina durante 40 minutos hasta Shongohuarco, donde está la escuela.

Erik, de ocho años, sale de casa acompañado de sus dos mascotas, que le acompañan hasta la puerta del centro escolar, donde se encuentra con su profesora. A pesar de que hace casi dos décadas en el colegio de Shongohuarco estudiaban 33 niños, poco a poco los alumnos fueron disminuyendo y ahora solo queda él.

“El único problema es que no se pueden hacer grupos. Entre los dos trabajamos. Erik rinde muy bien en los cursos. Por enseñarle al niño, para que sea algo en la vida. Yo he estudiado para ser profesora y tengo que sacarlo adelante. Con Erik estamos en las buenas y en las malas”, cuenta María en declaraciones recogidas por El Comercio.

Tener un único alumno no desmotiva a María, al contrario. Se prepara todos los días la clase del día siguiente, hace exámenes cada mes y acude rigurosamente al centro todos los días a las 8.00 horas para empezar las clases. Incluso pasa lista, en un tono divertido.

Que Erik sea el único alumno de la escuela ha hecho posible que ambos tengan muy buena relación. Además, uno de los cinco hijos de María también se llama Erik. “Es el nombre de mi hijo también y por eso lo quiero mucho. Es como mi sexto hijo”, se sincera.

La profesora tan solo ha faltado una vez a clase y fue por una fractura de tibia y peroné. “Me accidenté en el 2012. Me di una resbalada y mi tibia y peroné se fracturaron. Estuve con licencia un año. Ocurrió cuando regresaba del trabajo, vi un carro y por querer agarrarlo rápido, bajé corriendo y me caí. Yo seguiré trabajando hasta que cumpla 65 años, hasta el último, donde me manden iré. Cuando me jubile, me iré tras mis hijos”, cuenta.

En el comedor del colegio hay un lema escrito en la pared: “Un niño bien alimentado es un niño que aprende”. Lucía, la madre de Erik, y el programa Qali Warma se encargan de que el pequeño ingiera todo tipo de alimentos.“Cuando no había, era difícil. Ahora tenemos comida. No se podía. Hasta para comer faltaba. Los muchachos ahora tienen para comer”, explica.

Lina Morillo Mejía, de Qali Warma, acude al centro como mínimo una vez al mes para revisar que todos los alimentos sean bien manipulados. “El impacto es bastante, porque hay niños que cuentan solo con estos alimentos en el día. Trabajamos con la comunidad, con actores sociales. Hacemos reuniones con ellos”, relata Lina.

El año que viene, cuando Erik termine las clases, tendrá que cambiarse de colegio. El más cercano está en Cashapampa, a una hora de Shongohuarco. Moverse entre los pueblos es complicado, pues hay escasez de transporte y lo más normal es que los niños se desplacen andando. “Sufren. De aquí salen temprano, de arriba bajan. Tienen que hacerlo todos los días. Es la rutina de todos los días, caminar e ir así al colegio”, dice María.

Si este próximo agosto no se matricula ningún niño, la escuela de Shongohuarco cerrará sus puertas, por lo que María dejará de impartir clases ahí. “Cuando ya termine, me ubicarán en una plaza. Hasta el presidente ha tenido un maestro que le enseñe. Ser maestro es algo maravilloso”, cuenta.