"Nuestro amigo, hermano, el camarada Piotr Verzílov está en reanimación. Su vida está en peligro. Creemos que ha sido envenenado", ha publicado Pussy Riot. La pareja del afectado, Veronika Nikúlshina, indicó al diario digital Meduza, dirigido por Verzílov, que éste "empezó a perder su vista, el habla y movilidad".
"Entre las ocho y las diez su estado empeoró gradualmente. Primero fue su vista, después su capacidad de habla y después la de moverse", relató Nikúlshina. Añade que los paramédicos le preguntaron qué había comido, y Verzílov respondió que "nada". Justo después empezó a convulsionar y de camino al Hospital Cínico Bakhrushin de Moscú se quedó "en un estado medio inconsciente y dejó de responder".
Aunque en el diagnóstico preliminar no encontraron nada inusual, más tarde fue traslado a la unidad toxicológica del hospital. "El médico dijo que su estado era grave, pero que su salud empezaba a mejorar y él comenzaba a responder a su nombre", relata Veronika a pesar de que no le pudieron dar el diagnostico de su novio por ser pareja de hecho y no tener "ningún derecho" a ser informada.
Los amigos de Verzílov han comentado que la madre de la víctima intentó visitar a su hijo en el hospital, pero el personal de la clínica no le permitió verlo e "incluso rehusaron comentarle el estado de salud y el diagnóstico". El hospital defendió que hasta que el paciente no firmase la autorización no podían difundir ningún tipo de información. Los amigos del activista denuncian no puede firmar ningún permiso en su estado.
Horas más tarde, los familiares de Verzílov dijeron que los médicos barajan la intoxicación por ingesta de medicamentos como posible causa. Los fármacos anticolinérgicos se emplean para tratar una amplia gama de síntomas y cuyo consumo en dosis inadecuadas pudo haber llevado a esos efectos secundarios. La familia niega esta hipótesis, ya que seguran que Verzílov no pudo tomar pastillas capaces de producir esos efectos por voluntad propia.