¿Cuánto cuesta morirse en España?

Enrique Pérez 01/11/2016 08:08

Quien ha tenido que enfrentarse a este terrible momento sabe que son muchas las decisiones a tomar y poco el tiempo del que disponemos. Por eso los expertos nos aconsejan no abandonarnos al dolor e intentar actuar con la mayor serenidad posible.

En España, por ley, los cadáveres sólo pueden tener uno de estos destinos: inhumación, incineración, inmersión en alta mar o utilización para fines científicos o de enseñanza. Pero la gran parte del negocio se la reparten las dos primeras opciones.

La cremación gana terreno

Los españoles siguen prefiriendo el entierro tradicional aunque año tras año, la cremación aumenta su porcentaje a tasas del 2 por ciento anual. Quienes se dedican a este negocio aseguran con la vista puesta en el horizonte de 2050 que las incineraciones supondrán ya casi el 80 por ciento de los sepelios.

Lo hagamos de una forma u otra la factura será cara; de media, más de 3.500 euros. Y eso sin contar que dependiendo de dónde fallezcamos el importe puede multiplicarse por tres.

La ciudad más cara para morir en España según un estudio de la OCU de 2013, es Barcelona. Allí, despedir de forma correcta a un familiar viene a costarnos de media unos 6.441 euros. Le sigue Tarragona, con 5.323 euros de presupuesto medio. Vigo cierra la zona alta de esta escala de municipios con un importe de 5.179 euros por servicios funerarios.

Cuenca, la ciudad más barata

Por el contrario, Cuenca, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria son las tres ciudades en las que, según este estudio es más barato un funeral y enterramiento de un fallecido.

El municipio castellano bate récords por su precio competitivo, solo 2.261 euros por honras fúnebres y enterramiento. Cerca se quedan las dos capitales canarias, Tenerife (2. 397 euros) y Las Palmas (2.662).

En el listado de 31 ciudades analizadas por la OCU también figuran Málaga (2.665), Logroño (2.698), Badajoz (2.904), Bilbao (3.127), Zaragoza (3.143), Murcia (3.147), Valencia (3.181), Oviedo (3.333), Pamplona (3.448), Córdoba (3.476), Palma de Mallorca (3.482), Salamanca (3.576), Alicante (3.622), La Coruña (3.624), San Sebastián (3.699), Santander (3.707), Lugo (3.708), Sevilla (3.738), Huesca (3.812), Granada (3.861), León (3.943), Cádiz (3.988), Valladolid (4.330), Madrid (4.765) y Ciudad Real (4.784).

La disparidad de este óbolo moderno se explica por la existencia de un sector cautivo muchas veces por monopolios municipales, en el que se dan prácticas restrictivas a la competencia y en el que la información no es pública, tal y como denuncian las asociaciones de consumidores.

La factura de la muerte

Unos datos y tarifas con los que se dará de bruces cuando llegue la hora de contratar los servicios y que comenzará con el abono de los gastos correspondiente al trámite administrativo para obtener la documentación básica. Es decir: certificado de defunción, baja en el registro civil del fallecido y autorización de la licencia de inhumación o incineración, todo por unos 300 euros.

A partir de este momento es un suma y sigue que comienza con la elección del Tanatorio cuyo importe suele situarse en torno a los 600 euros. Después dependerá si prefiere la incineración, más barata que el tradicional enterramiento. El coche fúnebre, le saldrá por 532 euros. La elección del ataúd es otro de los elementos que puede variar el presupuestos final ya que dependerá de que se decante por un modelo sencillo de 700 euros u otro de lujo por 2.700 euros. Aunque siempre existe modelos intermedios cuyo importe ronda los 1.700 euros.

Pero hay más. Hay que inhumar. Si se decanta por alquilar un nicho prepare entre 900 y 1.800 euros. El pago le dará derecho a ocuparlo por un periodo que pueden ir de 5 a diez años, pasado el cual deberá renovarlo, de lo contrario, serán incinerados y pasados a un cenicero común.

Los precios de los enterramientos se encarecen hasta subir en el caso de una ciudad como Madrid hasta los 6.000 euros y por un periodo de 99 años, pasado el cual se deberá renovar o sacar los restos.

A la contratación del espacio, ya sea sepultura, nicho o columbario, deberá añadir el precio de la lápida, unos 200 euros. Hay que añadir también el coste del servicio de inhumación, en torno a los 250 euros.

Es más barata la cremación

Los españoles están cambiando su relación con la muerte. Y no es solo una cuestión cultural, también económica. Los elevados precios de las sepulturas y nichos están llevando a los ciudadanos a escoger la cremación como forma más económica de regresar a la naturaleza.

El precio medio de este proceso ahorra los gastos de la inhumación, abarata en tasas y reduce la factura del ataúd, aunque este último aspecto se ha reducido con los últimos cambios normativos. Por ello suele ser la forma que más crece en España en los últimos años. Su precio ronda los 800 euros.

La tendencia en los últimos años es que los cementerios habiliten espacios especiales para ubicar las urnas con las cenizas de los difuntos. Estos columbarios están ganando adeptos por sus precios competitivos. Algo que también están haciendo instituciones deportivas como el Atlético de Madrid, Betis y Español. El Barcelona contará con su propio Memorial en el que dará cabida a 30.000 urnas, lo que lo convertirá en el más grade de su categoría según explica el club en su página web.

El destino de las cenizas tras la cremación ha dado lugar en España a una polémica pues la norma estatal que regula este proceso data de 1974 y solo fija hasta su entrega a los familiares. A partir de este punto existe un vacío legal que solo algunos ayuntamientos se han ocupado de legislar por lo que no es raro que estos restos sean esparcidos libremente siguiendo los últimos deseos de los fallecidos.

Recientemente, la Iglesia ha salido al paso sobre esta práctica y a través de un documento aprobado por el papa Francisco, ha prohibido a los católicos esparcir las cenizas, dividirlas entre familiares o conservarlas en casa.

Toda una vida pagando el entierro

En España, seis de cada diez ciudadanos tiene contratado un seguro de decesos. Según datos de la patronal, casi 250.000 sepelios son atendidos bajo esta modalidad, lo que representa el 57 por ciento del total.

Cualquier persona puede contratar un seguro de deceso. De hecho, es una tradición en España que los padres incluyan en sus pólizas a sus hijos pagando desde que son pequeños no solo su propio funeral y enterramiento sino también el de los pequeños.

Unespa, aseguraba en sus memorias de 2014 y 2015 que la tasa de penetración por edades del seguro de deceso supera el 40 % ya a partir de los 20 años, y el 50 % desde los 55. Geográficamente, su implantación sobrepasa el 65 % en Extremadura, Asturias, Canarias, Andalucía y Murcia, y, en cambio, apenas llega al 30 % en territorios como Melilla, Baleares, Navarra, La Rioja o Cataluña.

Su alta tasa de penetración tampoco tiene que ver con un tipo de modelo familiar concreto ni con el número de personas que lo integran. Quizás su secreto está en algunas de sus modalidades de pago y en las coberturas adicionales.

Hay cuatro formas de pagar el seguro de decesos, la prima nivelada, la natural, la mixta y la prima única. La más contratada en nuestro país es la primera con casi el 90 % del mercado ya que se va pagando casi lo mismo a lo largo de toda la vida con incrementos del IPC. El precio medio de este seguro suele rondar los 7 euros al mes.

En la natural, el asegurado va pagado cada vez más de forma que en 10 años, la prima inicial puede triplicarse. De forma que una prima inicial de 12 euros al mes a los 35 años pasa a convertirse en 60 mensuales a los 45 y así sucesivamente hasta llegar a los 65 años.

El tercer modelo, la mixta, combina elementos de los dos anteriores para evitar que al llegar a la edad de jubilación el precio de la prima sea casi inasumible para el asegurado.

Y, finalmente la prima única, en el que, el asegurado paga en un solo plazo el coste del servicio para que la aseguradora se encargue de todas las gestiones. Famoso es el caso de Rocío Jurado cuyas honras fúnebres fueron gestionadas a través de este procedimiento.

Las pólizas de decesos como otros seguros tienen además una serie de coberturas adicionales que muchos de los asegurados desconocen: asistencia sanitaria en viajes, asesoramiento legal y abogado de familia, atención médica y psicológica telefónica y cobertura parcial bucodental, entre otras.