Su nombre es Gabriel Tuazon y, tal y como informa Daily Mail, es un artista filipino que reside en la ciudad de Pasig. Sin embargo, y con toda lógica, son muchos los que se niegan a tildarlo como artista, considerando incomprensible que se catalogue como tal a alguien que publica, comparte, difunde a través de las redes sociales lo que al parecer presenta como una de sus obras: la ejecución de una cucaracha en una silla eléctrica en miniatura, confeccionada para la ocasión.
Entre emoticonos sonrientes, el escultor divulgó en la Red varias fotografías de su creación e incluso el vídeo en el que la pone en funcionamiento. Construida con madera, y tras dos horas en las que pulió cuidadosamente todos los detalles, conectó la sillita a una batería y una bombilla, al estilo y semejanza de una silla eléctrica. Para rematarlo, cogió la cucaracha que atrapó después de que entrase a su casa por una ventana, la ató a la minisilla y, tras ponerle una estructura metálica en la cabeza, activó el interruptor que, después de matar al insecto, incendió las redes sociales. Desde aquí, numerosos usuarios han denunciado la crueldad demostrada por Gbariel Tuazon, criticando su acto como maltrato animal y llegando a tildarle incluso de torturador.
No obstante, pese al aluvión de críticas, él parece permanecer ajeno a la polémica.
“Todo empezó cuando una cucaracha entró en mi habitación. Se supone que debería haberla golpeado con algún objeto pero me dio asco esa idea porque ello quizás manchase mi mesa de trabajo”, dice, según declaraciones recogidas por Daily Mail. Tras ello, afirma “la atrapé viva usando un plástico. Y entonces, las ideas fueron surgiendo”, explica, sin mostrar arrepentimiento.e