El dolor de una madre cuando les diagnostican cáncer a dos de sus hijos

Noticias Cuatro 26/02/2018 14:30

Keri Redfearn, de 32 años, acudió al médico en repetidas ocasiones debido a que su hijo Leo presentaba bultos y no sabían qué le ocurría. Tras rechazar varias veces los síntomas que padecía el pequeño, los especialistas le diagnosticaron neuroblastoma y comenzaron con el tratamiento.

“Leo tenía dolores en las costillas y al principio pensamos que era por el crecimiento, pero luego los dolores empeoraron e incluso los profesores nos llamaron porque estaban preocupados. Los médicos pensaron que era una inflamación de los músculos del tórax y nos dijeron que todo estaba en la cabeza del niño, que era una excusa para no ir al colegio. En unas vacaciones notamos los bultos de Leo y les dijimos a los médicos que había algo mal y, finalmente, le hicieron las pruebas”, explica Keri.

Por desgracia, tan solo cuatro meses más tarde, Oliver, el hermano de seis años de Leo, empezó a sentir dolores intensos. Después de realizarle varias pruebas, los médicos le diagnosticaron con linfoma no Hodgkin.

“Era el día de Navidad cuando Oliver comenzó a tener dolores y le atribuimos el sufrimiento debido al cambio y pensamos que probablemente era un poco psicológico. Sin embargo, Oliver no es una reina del drama, palidecía y no quería comer. Esta vez los doctores nos tomaron en serio”, cuenta su madre.

Ahora, los hermanos están ingresados en el hospital en camas conjuntas y los tratamientos se les hacen menos pesados porque se tienen el uno al otro. No obstante, la situación se complica a diario para Keri.

“Si puedes imaginar tu peor pesadilla y multiplicarla por cien, entonces sabrás como me siento. Tener dos niños diagnosticados es casi inaudito. Son dos niños completamente diferentes, pero son muy cercanos. Se pelean pero se quieren mucho, son los típicos hermanos y se apoyan mutuamente. A Oliver le encanta hablar y siempre anima a Leo a tomar su medicina, algo con lo que Leo ha estado luchando desde que empezó el tratamiento”, explica su madre a Daily Mail.

El tratamiento de los hermanos ha afectado a toda la familia, pero sobre todo a Isobel, su hermana de cinco años. La niña sufre autismo y le cuesta mucho asimilar todos estos cambios. Además, los padres se turnan para dormir en el hospital y en casa, así que la pequeña ha pasado de estar rodeada de gente a estar solo con una persona.

“Isobel echa de menos a todos y como padece autismo, los cambios le afectan mucho. Le resulta difícil porque antes estábamos todos en casa y ahora solo le queda una persona con ella”, declara Keri.

Por su parte, los hermanos han creado un juego al que ellos mismos han apodado ‘las cuentas de valor’. Se basa en añadir un cordón a una cuerda por cada paso que superen en la lucha contra el cáncer.

“El cáncer infantil necesita investigación. Diagnostican a unos cien niños cada año y es necesario que se investigue más para poder ayudar a familias como la nuestra. Cada madre que crea que su hijo tiene un problema, debe insistir para que se le hagan pruebas”, reivindica la familia.