Definida como la capa donde se concentra el ozono atmosférico, de espesor variable y situada entre 10 y 50 km de altura, la función que desarrolla la copa de ozono tiene un valor fundamental para los seres vivos y la sostenibilidad del planeta, pues cumple la función de filtrar la radiación ultravioleta.
De este modo, tal como explica la ONU en su web oficial, nos protege de los efectos nocivos de los rayos solares, contribuyendo así a preservar la vida y la existencia de los seres vivos.
Como tantos elementos, recursos y bienes de nuestro planeta, la capa de ozono ha sufrido también la erosión del paso del tiempo debido a la incidencia del abuso de determinados productos químicos y emisiones contaminantes. El denominado agujero de la capa de ozono, ha sido, de hecho, el grave problema que impulsó la creación del denominado Protocolo de Montreal, firmado en 1987 con el objetivo de frenar su evolución y evitar el deterioro de la capa de ozono.
Ahora, tras el acto de conmemoración del 30 aniversario del citado acuerdo internacional, los resultados son, afortunadamente, positivos.
EL PROTOCOLO DE MONTREAL, UN EJEMPLO A SEGUIR
Según el director general de calidad y evaluación ambiental del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Javier Cachón, el agujero ha detenido su crecimiento, y, más allá, apunta que “en un futuro cercano” se podrá hablar de “recuperación integral” después del “trabajo de todos los países”, el cual no duda en calificar de “éxito”.
De hecho, señala que el Protocolo de Montreal debería ser un ejemplo a imitar en la lucha contra el cambio climático, un problema íntimamente relacionado y a su vez con múltiples consecuencias y factores asociados a ello.
Y es que según sostiene, la razón del éxito de este acuerdo reside en que, precisamente, es “de los pocos que tiene un carácter universal”, ya que ha sido firmado “por todos los países de la Tierra”, que se comprometieron con la protección de la capa de ozono y reducir los gases que la perjudican.
NO HAY QUE RELAJARSE EN LOS ESFUERZOS POR PRESERVAR EL PLANETA
Por ello, lo positivo de los resultados a este respecto no hace sino reforzar aún más que hay que seguir luchando por la preservación de nuestro planeta. Hay que seguir concienciando, sensibilizando y promoviendo iniciativas encaminadas a ello, tal como defiende el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono celebrado este 16 de septiembre.
En este sentido, en el marco de la campaña #héroesporelozono impulsada por la Secretaría del Ozono, otro de los objetivos inmediatos es, como apunta la ONU, “generar un mayor nivel de apoyo” encaminado a la plena aplicación del Acuerdo de Kigali, que se firmó en 2016, y busca la eliminación progresiva de los hidrofluorocarbonos (HFC), que se utilizan en frigoríficos y aires acondicionados, y contribuyen al calentamiento global.
Aunque aproximadamente el 99 por ciento de las sustancias nocivas para la capa de ozono, como los CFC (clorofluorocarbonos) no se emiten ya a la atmósfera, el responsable del centro de investigación Atmosférica de Izaña de la AEMET, Emilio Cuevas, insiste en que no se deben relajar los esfuerzos, porque no cree que será posible llegar a un nivel de equilibrio de la capa de ozono similar a la previa al inicio de su destrucción.